
El caso Gareth Bale y su posible llegada al Real Madrid empieza a dar sus primeros pasos hacia un final feliz. Feliz para la casa blanca, se entiende. Al acuerdo alcanzado entre jugador y club hay que unir las operaciones de venta desde el Bernabéu (el Real Madrid sólo necesitará 30 millones para fichar al galés) y la postura del propio extremo izquierdo del Tottenham. Bale empieza a forzar su salida de White Heart Leane.
Y es que el galés lleva más de una semana y media fuera de los terrenos de juego por una lesión que, a priori, no debería tenerle lejos del campo más de dos o tres días. En uno de los primero entrenamientos del curso, Bale sufrió un golpe que le debería haberle tenido lejos de los terrenos de juego un par de días.
Ya en el último partido de pretemporada (el 19 de julio) el futbolista estuvo ausente. Fue una mera medida de precaución que va camino de ser algo más. Porque ya estamos a 24 de julio y el futbolista no disputará el amistoso que esta noche disputará su equipo en Hong Kong contra el Sunderland.
Según el diario Marca, la ausencia del futbolista podría deberse a una suerte de estratagema para empezar a dejar claro que se quiere ir este verano de su actual equipo y que su destino es el Real Madrid, aunque el Manchester United está dispuesto a poner los 100 millones en los que el Tottenham tasa al jugador.
Sin embargo, y más allá de este pequeño acto de rebeldía, no está previsto que el jugador tome posturas más rotundas toda vez que Bale quiere respetar al club en el que se ha formado como estrella del fútbol mundial. Es decir, que en el Real Madrid (y por extensión en Londres) no esperan que haya ningún tipo de movimiento del tipo 'transfer request' y demás.