Tito Vilanova se va. El presidente del FC Barcelona, Sandro Rosell, ha anunciado la recaída del entrenador en su enfermedad. Lo deja para aferrarse a la más importante propiedad de cualquier ser humano: su vida. Aparcados los balones y las pizarras, Tito se dedicará a luchar contra un rival frente al que tendrá el apoyo de cualquiera de nosotros. Sea culé o madridista. Sea de aquí o de allí. Todos lucharemos junto a él. Rosell anuncia que el sustituto de Tito Vilanova se presentará la semana que viene.
Su adiós, no obstante, supondrá un duro golpe para el Barça. Golpe anímico y golpe deportivo. Porque Tito es algo más que el entrenador del Barça. Tito había sido, desde que llegó al club de la mano de Guardiola, un símbolo que representaba más de lo que se podía observar a simple vista.
Cuentan los que le conocen bien, los que saben de su método y su trabajo en el día a día, que Pep no habría sido nada sin Vilanova. Él, Tito, era la mente pensante, la pizarra y el encargado de plasmar algunas de las ideas más complicadas que puso en práctica Guardiola en sus inicios revolucionarios al frente de aquel equipo que ganó, en un curso, los seis títulos posibles en juego.
¿Recuerdan ver a Eto?o tirado a un costado y no de delantero centro? ¿O aquella manera de sacar la pelota jugada desde la portería con Puyol y Piqué convertidos en laterales? ¿Recuerdan los goles en jugadas a balón parado de aquel equipo mágico también en la pizarra? Apunten a Tito en el origen de todo. Suyo fue el mérito. Guardiola lo sabe. Sus jugadores, también.
De hecho, quizá sin Tito Vilanova ahora la Selección Española no tendría una estrella en el pecho. Fue él, Tito, el encargado crear y perfeccionar aquella manera peculiar y cuasi perfecta de sacar los córners que provocó un buen puñado de goles de Puyol con la elástica blaugrana. Un método que Xavi le propuso copiar a Del Bosque con ?La Roja? y que el de Terrasa ejecutó a la perfección la noche que, ante Alemania, España se clasificó para la final del Mundial de Sudáfrica.
Su centro suave al punto de penalti fue rematado por Puyol con una potencia descomunal. Cuenta el propio Xavi que al descanso de la semifinal se fue al vestuario comentando con el propio Puyol cómo debería ejecutar el tiro de esquina si tenían la oportunidad. ?Lo habíamos ensayado mil veces en el Barça?, cuenta con frecuencia Xavi.
Y en todas y cada una de aquellas repeticiones miméticas durante los entrenos era Tito Vilanova el encargado de supervisar que el lanzamiento fuera casi perfecto para que acabara en gol. Así pues, en aquel testarazo de 'Puyi' había mucho de Tito. Un trocito de la estrella de España le pertenece. La misma estrella que esperemos ahora le proteja en el partido de su vida: volver a vencer a su cáncer de garganta. Anims Tito!
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Sustituto para Vilanova