
Los fichajes para esta temporada en el Real Madrid se mueven en varios niveles. Hay unos que lideran la lista. Son los deseados. Otros se quedan en segundo plano, por si fallan los primeros. Y entre nombres y más nombres, sólo uno sobrevive al resto. Se trata del galáctico del año. El jugador por el que Florentino Pérez quiere apostarlo todo. Juega en el Tottenham y su nombre evoca velocidad y clase. Es el galés Gareth Bale.
Desde que el presidente blanco fuera reelegido (incluso antes) no le ha cabido ninguna duda. Bale y sólo Bale sería el pelotazo de la temporada. Cierto es que soñó con Neymar, pero aquello fue más una operación a la desesperada que una realidad factible. Con el habilidoso futbolista británico sucede algo bien distinto. Bale es distinto. Es fichable.
Desde el Bernabéu insisten en esta teoría. Se tardará tiempo, sí. Costará mucho dinero, sí. Pero Bale, confían, acabará portando la camiseta blanca, quien sabe si cuando el mercado de fichajes esté a punto de cerrar.
En Inglaterra, sin embargo, lo ven de distinto modo. El Tottenham se ha puesto duro. Quizá tanto que el sueño de hacerse con Bale sea haya pasado en las últimas horas de opción a quimera imposible. Y todo tiene la culpa un solo hombre. André Villas-Boas.
El entrenador portugués ha sido muy rotundo en sus últimas declaraciones al respecto: "Bale no se va a marchar del Tottenham". ¿Estrategia para sacar más dinero al traspaso? No lo parece. La intrahistoira de estas palabras en Marca dicen lo contrario.
Y es que Villas-Boas ha convertido la permanencia de 11 de los Spurs en White Heart Leane su caballo de batalla. Un asunto personal que incluso ha llevado más lejos de lo que se esperaba. Porque él, Villas-Boas, se ha unido al futuro de Bale de forma inseparable.
Así se lo dejó entrever al PSG cuando éste llamó a su puerta la semana pasada para suplir a Ancelotti en el equipo parisino. La única condición que ponía Villas-Boas para firmar por los del Parque de los Príncipes (aparte de un súper sueldo y más de un año de contrato para cobrar una jugosa indemnización post fichaje de Wenger) era contratar a Bale. Si él se iba a París, su jugador franquicia, también.
Mientras, el luso, inteligente él, hizo el doble juego con el Tottenham. Porque los londinenses sabían que, efectivamente, su entrenador estaba en la lista de deseados del PSG. Fue entonces cuando le propuso a su actual equipo que no se marcharía, pero que lo haría sólo bajo una condición. ¿Adivinan? Exacto: mantener a Gareth Bale.
Y parece que lo ha conseguido. "Tenemos el compromiso de presidente de que Bale no va a salir del club", comenta Villas-Boas en Marca.
Así pues, su mensaje es rotundo. Puertas cerradas a la salida de un hombre al que adoran en Londres y al que, además, quieren renovar para, diez millones limpios por temporada de por medio, apuntalar un proyecto que pretende devolver al Tottenham a la Champions League y, por qué no, permitirle luchar por los títulos de la Premier League siempre que Chelsea, Manchester United y Manchester City se lo permitan.