
La prórroga de la final de la Copa del Rey entre Real Madrid y Atlético dejó más momentos de tensión extradeportiva que de verdadero fútbol. Uno de los más sonados se produjo tras la expulsión del madridista Cristiano Ronaldo.
Los jugadores de ambos equipos y los cuerpos técnicos se enzarzaron en una pelea en las inmediaciones de los banquillos, con numerosos protagonistas implicados.
Allí, no faltaron algunos de los habituales de las peleas, como el rojiblanco Diego Costa o el madridista Pepe. Cuando este último dialogaba de forma acalorada con el técnico colchonero, Diego Pablo Simeone, el delantero brasileño apareció en escena para tratar de agredir a su rival.
Las imágenes mostraron, entre la confusión reinante, cómo Costa lanzó el brazo con el objetivo de propinar un puñetazo a Pepe. Si bien no logró impactar directamente contra su rival, el golpe podría haber acabado en serias consecuencias.
La acción no pasó a mayores. El colegiado decidió no sancionar a ninguno de los involucrados en el incidente y el juego continuó hasta la victoria rojiblanca. Sin embargo, las cámaras de televisión volvieron a dejar en evidencia al fútbolista brasileño, un jugador que se ha reivindicado deportivamente en la presente temporada, pero que no termina de dejar atrás la fuerte conflictividad que le ha perseguido a lo largo de toda su carrera.