Carles Puyol fue el protagonista de la rúa que este martes festejó el título de Liga del Barça. El capitán, habitualmente comedido, desató su euforia en un gesto poco frecuente que muchos en la Ciudad Condal interpretan como una suerte de despedida del Camp Nou.
Hay que recordar que Puyol ha estado en los últimos días en el centro de atención del Barça debido a las especulaciones que lo colocaban en el Milán de cara al próximo curso.
Él mismo negó por Twitter los rumores, pero lo cierto es que en Barcelona e Italia se sigue especulando con esta posibilidad mientras el futbolista prefiere no hablar ante los medios. Lleva más de dos meses sin ofrecer ninguna conferencia de prensa, al igual que sucede con Víctor Valdés, otro de los jugadores que más papeletas tiene para salir este verano.
Así las cosas, Puyol sabe que para el próximo curso se convertirá en el tercer o cuarto central del Barça y que, por lo tanto, su rol protagonista podría desaparecer. Su decisión ahora es la de quedarse, pero reducir sus expectativas deportivas o marcharse para seguir siendo protagonista en otro equipo.
Vilanova también tendrá mucho que decir en este caso. De sus palabras con el capitán dependerá, y mucho, que lo convenza para mantenerse en Can Barça, eso sí, como un secundario.
No es la primera vez que una celebración levanta las sospechas de que un jugador se pueda marchar a final de curso. El año pasado Higuaín festejó la Liga del Real Madrid entre gestos que olían a adiós. El argentino lució una camiseta firmada por todos los jugadores y no paró de hacerse fotos con sus compañeros, todas ellas entre festos de melancolía y euforia por la Liga conseguida.
Los propios jugadores merengues dispararon las sospechas cuando, micrófono en mano, algunos pidió al público congregado en la Cibeles que gritara "Pipita quédate" al argentino. La presión funcionó e Higuaín permaneció en el Real Madrid.
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