Ocurrió el pasado 22 de marzo. Cristiano Ronaldo aterrizó en Israel bajo una presión mediática desconocida. De hecho, su presencia en el país para jugar con Portugal un partido clasificatorio para el Mundial de Brasil 2014 eclipsó la visita oficial que esos días estaba realizando Obama. Cosa de competiciones mediáticas. El fútbol, aquellas horas, le ganó la partida al mandatario con más influencia del planeta.
Sin embargo, lo verdaderamente noticioso no ocurrió durante el encuentro. Sucedió apenas unos minutos después. Nada más decretarse el final de la contienda, las cámaras de televisión se centraron en la estrella del Real Madrid.
Su selección había conseguido un laborioso empate a tres en el último minuto gracias a un gol involuntario de Fabio Coentrao. La bola dio en la pierna izquierda del defensa también madridista en un rechaze con tan buena fortuna para los lusos de terminar en las mallas de Auoate.
Cristiano, como suele ser habitual cuando los resultados no son del todo positivos, abandonó el campo con gesto serio y con la camiseta enfundada. Pese a que varios jugadores israelís le pidieron intercambiarla, él negó con la cabeza y retornó a la caseta con la zamarra adosada a su cuerpo, al contrario que muchos compañeros que, éstos sí, decidieron hacer el tradicional trueque con los jugadores israelís.
El gesto pronto se atribuyó a la sensibilidad que, supuestamente, tiene Cristiano Ronaldo hacia la causa palestina. De hecho, nacieron en varias webs supuestas declaraciones en las que el delantero habría confirmado que no quiso intercambiarse la zamarra por preferencias ideológicas contrarias a las de Israel.
Declaraciones que nunca existieron, pero no que no aclaran los motivos reales por los que Cristiano Ronaldo no se cambió la camiseta con los jugadores israelís.
Sea como fuere, ésta no es la última ocasión en la que se ha rumoreado con la posible afinidad del delantero por esta causa.
Ya en 2011 se barajó el rumor de que el delantero hubiera donado los 1'5 millones de euros que recibió por ser bota de oro ese año a una asociación vinculada con los niños de Palestina, extremo que nunca se llegó a dar como oficial, pero que tampoco se desmintió desde ningún portavoz cercano al jugador o por el propio Cristiano Ronaldo.