
Real Madrid y Barça han sabido a eso de las 12:20 de este viernes su rival en las semifinales de la Liga de Campeones. Antaño ninguno de los dos quería verse en el camino. Hoy, ambos ansiaban enfrentarse al eterno rival. Lo hacían por distintos motivos, pero una razón subyacía por encima de todas: el pánico.
Pánico, fundamentalmente, a verse en una final que sería, pera el perdedor, extraordinariamente dolorosa. Ninguno de los dos se fía de sí mismo porque ambos han tenido problemas durante lo que llevamos de temporada. Problemas que invitan a pensar que, en un solo partido, la tragedia sería factible si el contrario tiene el día.
En el caso del Real Madrid aparecen, con todo, tintes de optimismos. Sin ir más lejos, la prensa deportiva madrileña abre este viernes a toda página con la ilusión de que sea el Barça el enemigo de los de Mourinho. Forma parte del subidón experimentado el pasado mes de febrero (y parte de marzo) tras la eliminación culé de la Copa del Rey y la victoria en Liga. De hecho, el cómputo de partidos disputados por Real Madrid y Barça este año es claramente de color blanco. En seis enfrentamientos, sólo una victoria culé, tres triunfos merengues y dos empates.
Sin embargo, y pese a este ataque de optimismo, existen también jugadores y directivos merengues que, tal y como ha podido constatar EcoDiario.es de fuentes cercanas al club, quieren al Barça porque lo temen en una final. Con un sólo partido de por medio, saben que el equipo de Tito Vilanova es más peligroso que en dos encuentros, donde hay opción de recuperación.
Cierto es que hoy en día el Barça no está fino, pero también es cierto que en 15 días todo puede cambiar. De ahí que la seguridad de un doble encuentro de algo más de tranquilidad al conjunto merengue.
El miedo del Barça
Algo similar ocurre al Barça, pero con matices. Porque en la Ciudad Condal, aunque parezca paradigmático, temen más que nunca al eterno rival. Lógico. Los últimos Clásicos han dejado tocado al equipo de Vilanova que, casualidad o no, comenzó el declive de los últimos meses justo cuando apareció en el camino del Real Madrid en la Copa del Rey.
La exhibición blanca en el Camp Nou (1-3) hizo mucho daño, de ahí que los culés prefieran verse las caras con los madridistas a doble partido, en lugar que en un único encuentro, donde las posibildades de enmendar un posible error o mal encuentro se reducen prácticamente a la nada.
Los motivos económicos
Más allá de todas estas razones, existen también motivos económicos. Y es que un Clásico en semifinales de la Champions asegura dos 'taquillazos': uno en el Camp Nou y otro en el Bernabéu. La expectación que se crea para ver este tipo de partidos es mucho mayor que la que se gestaría en caso de que fuese un enfrentamiento con cualquiera de los otros dos rivales, Bayern o Borussia Dortmund.
Además, de cara a los aficionados, los desplazamientos y costes que conllevarían se reducirían, con lo que la masa social de ambos equipos tendría más opciones de seguir las andanzas de los suyos en casa del enemigo. Cabe recordar que la UEFA obliga a los equipos a ceder el 5% de su aforo al conjunto rival. Es decir, que Barça y Real Madrid tienen que dar, sí o sí, un volumen importante de localidades a otro, sin opción alguna de reducir estas aportaciones, como sucede en Liga o en Copa del Rey