
El Barça consiguió este miércoles una hazaña histórica. Su empate a uno contra el PSG en la vuelta de los cuartos de final de la Champions League le permitió acceder por sexta temporada consecutiva a las semifinales de esta competición. Sin embargo, semejante hito llega en su peor momento, justo en la antesala de la gran cita de Wembley y con un puñado de incógnitas a sus espaldas.
Porque en tres de los últimos cuatro partidos en la máxima competición continental, el Barça no ha sido el Barça. O al menos el Barça al que estábamos acostumbrado en las temporadas del Pep-Team.
Ni siquiera el curso pasado, el peor de los años de Guardiola al frente del equipo, el conjunto culé adoleció de algunos de los errores que sí han aparecido esta temporada. Las estadísticas avalan esta versión.
Frente a Milan y PSG, los de Tito Vilanova sólo han conseguido ganar uno de los cuatro partidos. Fue el de la épica remontada contra los italianos. El cómputo global de goles marcados y recibidos también preocupa: siete tantos a favor y cinco encajados. ¿Qué le pasa al Barça? Estas son las dudas que deja en el aire para los próximos partidos.
1.- La 'Messidependencia'
Iniesta dijo antes del partido contra el PSG en Barcelona que sí, que había 'messidependencia' en el sentido de que era un hombre clave para los culés y que no existía en el contrario, en el de un equipo que no lo necesitaba en todo momento para ganar sus partidos. Pues bien, contra los galos se demostró el extremo opuesto. El Barça necesita a Messi mucho más de lo que el propio Messi se imaginaba.
Hasta que el equipo entró en el terreno de juego, dos fueron las tendencias vistas sobre el césped del Camp Nou: un Barça timorato y sin mordiente (sólo Iniesta le ponía actitud) y un PSG valiente y presionante.
Con Leo ya en juego, el Barça se reactivó en forma de equipo enchufado. Los galos, por su parte, echaron sus líneas diez metros hacia atrás. Había miedo a 'La Pulga'. De ahí nació el gol de Pedro, justo lo necesario para pasar por la mínima.
Cierto es que Messi estará con toda seguridad en semifinales pese a estar tocado, pero no menos cierto es que un conjunto del potencial del culé debería tener muchos más mecanismos para suplir la ausencia de un jugador vital del que se empieza a depender más de lo deseado.
2.- El bajo nivel físico
Es otra de las tendencias de un equipo mermado por la edad de algunos de sus pilares. Alves, Xavi, Puyol o Villa no son los de antaño y esos se nota en forma de lesiones o de partidos en los que sus protagonistas parecen incapaces de meter la sexta marcha con la que antes se imponían a los rivales.
Teniendo en cuenta que estamos hablando de jugadores más que claves para este equipo, las consecuencias de esta bajada física se contagian al resto de un conjunto en el que apenas dos o tres jugadores (Alba, Pedro o Iniesta) consigue mantener sus pulmones al nivel que se le exige.
Para colmo, la carencia de rotaciones en los partidos empieza a convertirse en una tendencia que agrava las consecuencias de este problema: las lesiones. Messi, Adriano, Pedro, Puyol, Alves, Alba, Xavi, Villa o Iniesta son algunos de los ilustres que han pasado este año en una o más ocasiones por la enfermería culé, en muchas ocasiones por periodos prolongados y lesiones de tipo muscular, las provocadas por carencias en la preparación o el estado físico.
3.- Las lagunas defensivas
El Barça recibe muchos más goles que en temporadas anteriores porque tiene muchos más fallos defensivos que en temporadas anteriores. Quizá este problema sea una consecuencia del anterior, de la falta de oxígeno y de las lesiones que se han cebado especialmente con esta zona.
Ayer, contra el PSG, hubo pérdidas excesivas ante la presión rival, overbooking de balones en largo y algún que otro despiste que casi le cuesta caro a un Víctor Valdés excelso como hacía tiempo que no se le recordaba.
4.- Sin reacción desde el banquillo
Otro de los problemas que empieza a ser frecuente en el Barça es el referido a la carencia de imaginación desde el banquillo cuando los partidos se ponen cuesta arriba. Ya sucedió en la época de Roura al frente, en solitario, del equipo y sucede, todavía, con el regreso de Tito.
El cuerpo técnico barcelonista no es capaz de realizar movimientos revolucionarios que descorchen partidos cuesta arriba como el de ayer. Sí, es cierto, Messi fue ayer una solución emergida desde el banco, pero no se puede entender su presencia como golpe de pizarra para un equipo que carece, por momento, de plan B ante duelos difíciles.
5.- Unos suplentes que no muerden
La plantilla del Barça siempre ha sido corta, pero los hombres que salían desde el banquillo solían ser hombres que rendían al mismo nivel que los titulares. Sin embargo, este curso los teóricos suplentes no están dando la talla. No son hombres que pidan a gritos un hueco en el once culé.
Villa es el único futbolista que ha conseguido cambiar su situación con actuaciones plagadas de ambición. En el resto, una de cal, muchas de arena. Cesc, Alexis, Tello, Thiago, Song, Bartra o Montoya no han conseguido ponérselo complicado a Vilanova a la hora de hacer las alineaciones.
6.- Falta de gol
El Barça es una máquina de hacer goles en el campeonato de Liga (95 a favor, 33 en contra), pero adolece de una sequía preocupante en Champions, donde ha logrado 18 tantos y ya ha recibido 10 y en la que sólo ha ganado dos partidos por tres o más goles de diferencia: frente al Spartak de Moscú y al Milan. En este apartado, el de los goles a favor, el Barça es el quinto equipo de toda la competición.
En términos globales, el Barça es también el quinto equipo que más dispara de la competición (91 tentativas) por detrás de Real Madrid, Bayern, PSG y Borussia Dortmund por este órden, los mismos equipos que le superan en la capacidad goleadora.
7.- El bajón de Xavi y de Busquets
Personalizando en nombres propios, más allá de la 'messidependencia', el otro problema que tiene el Barça afecta de lleno a su medular. Xavi y Busquets están sufriendo un bajón peligroso porque ambos representan el motor de la línea más importante para los culés, la medular.
El capitán está afectado por las lesiones y un rendimiento físico que, obvio, empieza a resentirse a sus 32 años. Contra el PSG su influencia en el juego culé fue menor de la esperada. Más sorprendente (y clave) resulta la depresión que atravesó Busquets, protagonista de pérdidas infrecuentes en su historial.
Para colmo, por momentos, se vio desbordado ante los mediocentros galos y especialmente el italano Verratti, sublime en su capacidad para abarcar campo y mover a los franceses durante buena parte del partido.