
El FC Barcelona viaja a París con una duda en la mente de toda la expedición. Xavi Hernández está entre los convocados aunque todavía no cuenta con el alta médica. Su sobrecarga muscular en la pierna derecha amenaza con dejarlo fuera del partido frente al PSG. Una baja que, hace apenas año y medio, parecía que debería preocupar tanto como preocupa ahora. Fue entonces cuando eclosionó un joven talento de acento brasileño. Thiago Alcántara irrumpió en el primer equipo y lo hizo con la vitola de ser el sustituto de Xavi en el corto plazo. Tiempo después, su rendimiento no sólo no ha mejorado, sino que ha descendido. El hispanobrasileño se ha convertido en un suplente errante del Barça.
Errante porque aparece y desaparece sin que sus intervenciones destaquen. Suele ser titular en Liga, en aquellos partidos que anteceden a aquello en los que el Barça se juega lo verdaderamente en riesgo esta temporada: la Champions.
Uno de ellos fue el de este sábado en Balaídos. Para él, para Thiago, debería haber sido un partido especial. Su padre, el ex del Celta Mazinho, jugó muchos años en Vigo y él, Thiago, dejó muchos amigos que todavía mantiene en la ciudad gallega. Ellos, como su madre y el propio Mazinho, estuvieron viéndolo desde la grada. Fue titular pero su efecto apenas se notó en el juego culé.
Escorado en la posición de interior derecho (la preferida de Xavi) no logró combinar con el resto de medios (Song y Fàbregas) y tampoco rompió las ordenadas líneas del Celta de Vigo con internadas sorpresa o pases que sorprendieran a la zaga. Nada de nada. Dejó el terreno de juego en el 19' de la segunda parte. Iniesta saltó al campo y todo cambió. Su aumento de ritmo contrastó con el del joven canterano y evidenció más todavía que Thiago siguen sin dar lo que se esperaba de él.
No fue el único jugador que evidenció que a Thiago le falta algo. Hambre quizá. Ritmo sin duda. Tello, uno de los goleadores del Barça, fue uno de los mejores de la primera parte y del todo el partido. Rápido, con intensidad y gol, se dejaba la piel en cada esférico, algo que nuestro protagonista no hizo.
Y no es la primera vez. Su último partido en Liga se remonta al nueve de marzo, frente al Rayo. Jugó 25 minutos en los que no brilló. Tampoco lo hizo contra el Depor (65 minutos) o contra el Real Madrid en el Bernabéu (85 minutos). Un escenario, el de Concha Espina, donde debutó con galones de futura estrella en verano de 2011.
En la ida de la Supercopa, Guardiola lo colocó de inicio y no hizo un mal partido. Eran otros tiempos. Su gran Europeo con la sub 20 (fue nombrado MVP del torneo que España ganó) le hizo ganarse el espacio en la primera plantilla blaugrana. Frente al Villarreal, en la primera jornada de liga, marcó. Era el hombre de moda. Tanto es así que en Brasil se escucharon ecos de sirena. La 'canarinha' lo quería.
Ausencias con España
Del Bosque se apresuró a llamarlo con la selección absoluta para evitar que la pentacampeona del mundo se lo llevase. Sin embargo, más allá de aquella intervención, Thiago no ha aparecido mucho más en un equipo en el que no ha logrado desbancar a algunos de sus rivales, como Cazorla o Isco.
Cierto es que en el staff de la 'Roja' se sigue hablando de Thiago como un buen sustituto de Xavi cuando, allá por 2014, se retire (todo apunta a que el Mundial de Brasil será su última estación, como la de Casillas, Reina, Torres o Villa entre otros). Sin embargo, el jugador sigue sin hacer méritos para conseguirlo.
De no dar más en el Barça, es complicado que Tito Vilanova lo coloque por delante de otros mediocampistas. Una actitud que, por ahora, le está colocando más en el grupo de promesas malgastadas que de jugadores que responden a las expectativas dadas en sus inicios.