
David Villa ha vivido estas últimas semanas como las peores de su carrera deportiva. Sólo lo sufrido hace un año, con la rotura de su tibia, supera el sabor amargo de estos días. Y todo ello en su temporada más gris en el Barça. No han sido buenos tiempos.
Y es que Villa ha padecido de todo. Desde un cólico nefrítico que lo ha dejado dos semanas en el dique seco, hasta la suplencia continuada por detrás de Alexis pasando por la negativa de su club a dejarlo salir rumbo al Arsenal.
Parece que la suerte no le mira con buenos ojos. Ni a él, ni a su equipo. El Barça, tras el tropiezo de Milan, se ha dado cuenta de que lo necesita. De que lo necesita más que nunca. Más de lo que lo ha necesitado esta campaña.
Villa podría ser, casi sin quererlo, la pieza clave que añora el cuadro catalán para superar sus próximos retos. El Clásico y la vuelta de la Champions pasan por sus botas. O al menos por tener la opción de usarlas durante ambos compromisos.
Porque si de algo ha adolecido el Barça en ambos encuentros (la ida de sus eliminatorias en Copa del Rey y Champions League) ha sido de un plan B. Ante el Real Madrid, por ejemplo, el Barça jugó un partido intenso y más regular que el disputado en San Siro.
Cierto es que el eterno rival lo dominó por momentos, pero también los de Roura pudieron matar el partido. Sin embargo, las ocasiones no entraron. Y ahí, Villa no suele fallar. Aquel partido lo pudo disputar, pero el técnico decidió darle los galones a Alexis. Y éste, como sucede últimamente, desperdició la confianza dada.
En Milán, sin embargo, Villa no pudo jugar. Aunque ya con el alta médica bajo el brazo por su cólico nefrítico, decidió quedarse en Barcelona para recuperarse. De nuevo se repitió el patrón anterior, aunque elevado a la enésima potencia. Porque si en el Bernabéu el Barça sí que tuvo ocasiones, en San Siro, no. Sólo hubo cuatro tiros a portería. Apenas ninguno entre palos.
Para colmo, Alexis volvió a jugar y volvió a naufragar. Ni encaró, ni desbordó y, ni mucho menos, tiró a portería.
Si a estos ingredientes se une que el Barça no supo usar más alternativas que las de la posesión, la sensación de que Villa es indispensable se acrecienta.
Y es que el Guaje era, en campañas anteriores, un buen desatascador de partido. Lo era como titular y como suplente. En la primera faceta, su trabajo solía agotar a las defensas rivales.
Guardiola lo retiraba para dar entrada a otros jugadores que terminaban su labor. Eso siempre y cuando el 'Guaje' no mojara. Si salía desde el banco, su capacidad y peligro pillaba a las zagas ya de por sí castigadas.
Además, su capacidad de adaptarse a múltiples sistemas y formas de juego da alternativas al Barça. A Villa se le puede jugar en largo y en corto. Y él también sabe jugar en corto y en largo. Si a eso se le une su capacidad de hacer gol, la mezcla resulta explosiva. Y clave.
Clave para afrontar los próximos encuentros culés. Partidos vitales cuyo éxito puede estar en las piernas de un jugador por ahora desaprovechado, pero quien sabe, llamado a ser el héroe del mes más importante de la temporada.