Berlusconi vuelve a su guión de siempre. El candidato de la derecha transalpina refresca su caballo de batalla, e igual que en las cinco campañas electorales de las que ya ha sido protagonista, promete bajar los impuestos. Pero esta vez hasta se compromete a eliminar la tasa sobre la vivienda (IMU) y a "restituir en efectivo" los 4.000 millones de euros que han abonado en el último año los italianos por ese concepto.
Una propuesta que, a pesar de las tantas incumplidas durante su estancia en el Gobierno, tiene seguidores entre los electores. Según los analistas, el anuncio de Berlusconi es "una jugada desesperada", pero le ayudará a recuperar votos a menos de un mes de las elecciones.
De hecho, el partido del Cavaliere (el Pueblo de la Libertad) ya supera el 20 por ciento en intención de voto tras empezar la campaña por debajo del 15 por ciento. Los advesarios están todavía lejos -la izquierda del Partido Demócrata (PD) cuenta con más del 30 por ciento-, pero Berlusconi es optimisma y declara sentirse "a un paso de la victoria" ya que su apuesta, más que volver a gobernar, es condicionar al nuevo Ejecutivo en el caso de que no surja una mayoría clara de las urnas.
Reacción del Gobierno
Por su parte, los progresistas y el centro liberal de Monti intentan poner objeciones a esta recuperación afirmando que, si Berlusconi no ha bajado los impuestos durante sus 15 años de Gobierno, tampoco lo hará ahora. Además, sus opositores señalan que la idea de recuperar, a través de un acuerdo con Suiza sobre los capitales expatriados, los 4 mil millones necesarios para reembolsar el impuesto sobre la vivienda no es factible.
Por su parte, y frente a los que le acusan de haber votado él mismo el IMU cuando su partido apoyaba el gabinete tecnócrata, añade: "Le votamos porque no podíamos dejar caer al Gobierno después de tres semanas de vida. Fue un gesto responsable".
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