
Cristiano Ronaldo parece haber cambiado. El sábado, contra el Atlético, el portugués cuajó uno de sus mejores partidos en toda la temporada. Fue, quizá, uno de los más completos desde que aterrizó en el Real Madrid. Marcó, asistió y defendió. No se le puede pedir más.
Un cambio que no sólo tiene que ver con un cambio en su actitud personal, sino que está vinculado con un estímulo externo. La más que posible marcha de Jose Mourinho a final de temporada le ha cambiado el semblante.
Su relación profesional con el entrenador se había deteriorado tanto que la continuidad de aquel, lejos de ser un acicate para la renovación, se había convertido en un obstáculo. Cristiano no quiere seguir en el mismo equipo que 'The Special One'.
Cree que el ciclo de ambos se ha acabado, aunque no el ciclo del jugador con el Real Madrid. Confía en que todavía puede brillar en la capital, siempre y cuando, Mourinho no siga al frente del equipo.
Y es que los roces entre la estrella merengue y el técnico se han multiplicado en las últimas semanas. De nada les vale compartir agente. El papel de Mendes es, aquí, insignificante. No ayuda. No aporta.
Un historial intenso
Todo comenzó a principios de temporada cuando Mourinho señaló directamente a Cristiano de la derrota contra el Getafe. En el vestuario, repitió una y otra vez escenas del delantero quejándose de todo y de forma apática. Aquello fue una humillación para él. Tanto, que su gol al Barça en la vuelta de la Supercopa de España tuvo dedicatoria especial. Su gesto de rabia hacia el banquillo se entendió como una forma de 'venganza' contra el preparador.
No fue el único rifi rafe. Aunque Mourinho le defendió en público en su lucha por el Balón de Oro, en privado, algunos gestos no gustaron al delantero.
Eran días turbios. El codazo de David Navarro también molestó al delantero, quien añoró más apoyo por parte del club, pero también de su técnico. Mourinho no lo defendió como él esperaba en sala de prensa.
Apenas una semana después fue señalado tras perder contra el Betis. La noche de aquella derrota compartió castigo con Benzema y Di María. Los tres, casualmente, fueron suplentes frente al Alcoyano en Copa del Rey pero sólo él, sólo Cristiano, se quedó sin jugar. Muchos atribuyeron aquella suplencia a una suerte de sambenito. Otro posible 'banquillazo' con la firma de 'The Special One'.
Otros guiños
De aquella imagen (martes) a la de un Cristiano pletórico (sábado), ¿qué ha cambiado? Que Cristiano Ronaldo tiene la más que segura certeza de que Mourinho se irá el 30 de junio.
Sin él, sin Mourinho al frente todo será más fácil. Se sentirá por fin protagonista único de la plantilla. Será más estrella. Además, cree que podrá rendir a más alto nivel después de que una de las exigencias que más se ha redoblado por parte del entrenador a su pupilo haya sido, este año, la de multiplicar sus esfuerzos defensivos.
Para colmo, el club empieza a dar señales de que realmente desea la renovación. Kaká y su salida son un asunto acelerado desde las oficinas para, con su sueldo, poder mantener a Cristiano. La directiva merengue tiene claro que la continuidad del ariete es básica, muy por encima de la del entrenador. Algo que CR7 interpreta como uno de esos gestos de cariño que reclamaba por parte de los dirigentes.
Que finalmente la suma de estos factores suponga su renovación será algo que dependerá de un proceso todavía en marcha, pero en el que la posible marcha de Mourinho añade algo de optimismo que, por ahora, se nota en el rendimiento de Cristiano Ronaldo y en su evidente mejoría futbolística.