
Uno es nostálgico. Qué quieren que les diga. La memoria (y la edad) me pueden. La semana pasada, desconectado del mundanal ruido, escuché desde la lejanía de nuestra España los ecos de la polémica entre José Mourinho y Alberto Toril a propósito de la cantera del Real Madrid.
La clave de todo este asunto, recordarán, tenía nombre y apellidos de joven defensa: Nacho Fernández. Decía 'The Special One' que no podía usar al chaval en el lateral izquierdo del primer equipo porque en el Castilla jugaba de central.
Yo, lo siento por usted lector 'mourinhista', interpreté sus palabras como una mera excusa. Inmediatamente twitteé mi opinión al respecto y un encantador follower me increpó por mis 140 caracteres. "¿Tú pondrías a un becario a cubrir unas elecciones? Demagogo", comentó. "Vaya -pensé-, si así fui como me estrené yo en esto del arte de contar lo que sucede". Otro, a renglón seguido, insistió por el mismo lado del tema. "Demasiada responsabilidad para un crío", afirmó.
Y llevaba razón. Es mucha responsabilidad. Pero es para casos así para lo que existe la cantera. La cantera se forja a golpe de responsabilidades, de momentos clave que hacen a los niños, hombres. El mejor ejemplo -aquí llega mi referencia nostalgica- lo puso, hace diez años un amante de la cantera blanca: Vicente del Bosque.
En 1999 el Real Madrid atravesaba una de sus peores crisis de resultados en las últimas décadas. El salmantino recogió la herencia de un equipo roto y con el sello de Toshack como libro de estilo. La remontada parecía imposible y para colmo, las lesiones empezaron a acosar a una plantilla mermada.
Fue entonces cuando el actual seleccionador español se la jugó y decidió cubrir esas ausencias no con experimentos, sino con chavales. Fue entonces cuando dos chicos del Real Madrid B (entonces en Segunda División B) comenzaron a jugar en el primer equipo y lo hicieron, para colmo de titulares. Zárate y Meca pasaron de los campos embarrados al tapete del Bernabéu. No lo hicieron solos.
Otros futbolistas como Aganzo, Fernando Morán o Dorado jugaron minutos durante aquellos días.
También les acompañó un joven portero que se hizo con la portería por obra y arte de don Vicente. Casillas empezaba a dar sus primeros pasos bajo los palos ante las lesiones de Bizarri e Illgner. Tiempo después, incluso cuando éstos se recuperaron, Del Bosque siguió confiando en él. Pero esa es otra historia.
Volvamos a Zárate y a Meca y a la consecuencia de jugar con ambos junto a los Raúl, McMananan, Roberto Carlos y compañía . Ambos, atacantes natos, solían jugar en puestos distintos a los que ocuparon aquellos días en el primer equipo. Uno, Zárate ejercía habitualmente de segundo punta. Otro, Meca, ocupaba la banda en el filial merengue. Sin embargo, la necesidad obligó a mutar sus puestos.
No fue el único cambio que tuvo que llevar a cabo Vicente del Bosque. Por necesidades del guión pasó de jugar con 4-4-2 a disponer un 5-3-2 insólito en el Real Madrid. El filial, mientras tanto, no cambió su dibujo. Siguió a lo suyo. Como había sido siempre.
¿Les suena de algo? Exacto. Es un caso muy similar al de los últimos días en el Real Madrid. Sin embargo, en aquel caso, al contrario que en el presente, el dueño del banquillo merengue decidió hacer uso del sentido común y tirar de canteranos para cubrir las necesidades del primer equipo.
Canteranos que, además, no tenían ninguna opción de quedarse en el primer equipo. Sin embargo, y pese a ello, Del Bosque tiró de sentido común para hacer lo correcto: no hacer experimentos y dar coherencia al equipo blanco. Y es que la cantera está para eso. Para tratar de sacar jugadores con calidad para completar la primera plantilla o para tapar un roto, sino un descosido.
Mourinho, sin embargo, no lo entiende así. Lo suyo es mover pizarras extrañas para dibujar tácticas inverosímiles que, para colmo, no le han dado demasiado buen resultado. No sé si con los canteranos se habría ganado los partidos citados, pero lo más probable es que los resultados no hubieran sido peores. Cosas de entrenadores y de nostalgia. La lección de Del Bosque a José Mourinho.