Fútbol

Casillas, su sonrisa y la mini-victoria en la campaña anti-Balón de Oro

Casillas se tapa la cara durante un partido de Liga | EFE

Casillas por fin sonríe. Le ha costado, pero sonríe. Sus sensaciones son, por primera vez en lo que llevamos de temporada, positivas. Positivas en el Real Madrid. En 'la Roja', su feeling es distinto. Sin embargo, su mal arranque de Liga le había hecho torcer el gesto con los blancos. Hasta ahora. Su buen partido contra el Celta y la ovación del público del Bernabéu le ha hecho ganar fuerza. Por fin consigue tomar ventaja en la campaña anti-Balón de Oro en la que se ha visto inmerso.

Lo ha hecho casi sin querer. Para él, premios como éste no significan más que un reconocimiento superficial. Los verdaderos títulos son los que ha levantado con el brazalete de capitán puesto. Eurocopa, Mundial, Liga... le falta la instantánea alzando la Champions como líder de este equipo, pero tiene tiempo de conseguirla, insiste. 

Sin embargo, en los últimos meses su visión sobre el dichoso galardón ha cambiado. Ahora sí que le presta atención más por una cuestión de orgullo propio, de galones, que de vanidad. No es que ahora quiera ganarlo para alardear de ello. Quiere, cuanto menos, sentirse candidato al mismo nivel que otros compañeros de equipo para demostrar que tiene peso en el vestuario merengue. Peso que desde algunos sectores le quieren arrebatar.

El enemigo en esta disputa, por mucho que pueda parecer extraño, no es Cristiano Ronaldo. Cierto es que el portugués es el máximo candidato merengue a hacerse con el premio, pero no. El enemigo, en este caso, es Jose Mourinho y con él, buena parte del staff directivo merengue. A Casillas no le está gustando la actitud del preparador merengue en este asunto. No es que 'The Special One' prefiera más a uno que a otro, es que para él, Iker no existe en esta disputa por el Balón de Oro.

El pasado viernes, en sala de prensa, al luso le preguntaron dos veces por el Balón de Oro. En la primera respuesta volvió a insistir en su teoría. CR7 lo merece por encima de ningún otro. "Ya he dado mi opinión. Todos la conocéis", dijo en la primera respuesta. Más tarde, le volvieron a preguntar, pero con otro objetivo. "¿A quién se lo daría si no fuera para Cristiano Ronaldo?". Silencio y despeje. "Ya he hablado de eso. No voy a hablar más del Balón de Oro", insistió.

La respuesta molestó a Iker. Ni una mención para él o para el resto de sus compañeros. Sólo existe Cristiano. A los ojos de Mourinho, es así. Sin más. Y esa opinión, la de de que sólo el delantero merece ganar el Balón de Oro, es compartida por una buena parte del aficionado merengue, ése que sigue a pies puntillas todos los dictados del entrenador madridista.

También los hay en la directiva blanca que apoyan en privado esta opción e incluso algunos que, aunque en secreto creen que también se lo merece, sólo hablan del portugués cuando se le pone un micrófono delante. Casillas se siente solo. Por eso también está 'triste' esta temporada.

Por eso el duelo del sábado era importante para él. Casillas quería demostrar que podía dar un puñetazo en la mesa y que, pese a un arranque de temporada extraño, seguía siendo el de siempre. Y lo demostró. Un par de errores en la segunda parte fueron enterrados con paradas antológicas made-in 'El Santo'.

El público acabó ovacionándole y, por fin, se sintió recompensado ante tanta crítica y ataque directo. Fue, por fin, su noche. Lo necesitaba. Sabe que no ganará el Balón de Oro, pero, por lo menos, tiene a su favor el apoyo de un público que siempre lo ha venerado. Es un refuerzo importante en una lucha silenciosa. La de hacerse valer como bandera de un madridismo en vías de extinción. Iker, por ahora resiste.

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