Fútbol

Nuevo enfado de Mourinho: cree que Cesc y Busquets no debieron jugar el Clásico

Mourinho festeja uno de los goles del pasado Clásico | EFE

Mourinho había mantenido hasta el pasado sábado una actitud de silencio ante los árbitros. Sin embargo, en la previa del Clásico, el luso lanzó un mensaje de doble filo en torno a los colegiados. "Esta temporada no estamos hablando de los árbitros aunque han pasado algunas cosas", dijo ante los medios.

Después del Clásico, Mourinho volvió a la carga para hablar del arbitraje sin hablar directamente de él. "El Real Madrid es un club señor y no nos está permitido hablar de los árbitros. Si el club tiene una filosofía de no hablar de penaltis, yo lo tengo que respetar", dijo.

Su comentario, pese a lo explícito, dejó transpirar lo contrario: tenía ganas de hablar de los árbitros y protestar por la posible pena máxima no pitada a Özil, acción que dio lugar a la pregunta de esta respuesta.

El cuerpo, así pues, le empieza a pedir ganas de hablar. Y en el origen de todo ello, un partido ajeno al Real Madrid que, indirectamente, pudo haber beneficiado a los blancos, aunque finalmente no fue así. Mourinho cree que Sergio Busquets y Cesc Fábregas tuvieron que ser expulsados a consecuencia del partido de Sevilla y perderse, por lo tanto, el Clásico que se jugaba siete días después.

Críticas a Mateu Lahoz

Todo se remonta al duelo que Barça y Sevilla disputaron en el Sánchez Pizjuán el sábado uno de octubre. Ése día Mateu Lahoz pitó el encuentro y acaparó todas las miradas. Todos se quejaron de él. Los culés como Xavi porque no pita faltas que debería pitar y rompe el ritmo del partido. Los sevillilstas porque, según su criterio, regalaron el partido al cuadro de Tito Vilanova. Es en este último punto en el que basa parte de su enfado José Mourinho.

En primer lugar, porque él, al igual que Míchel o parte del sevillismo, no entienden la expulsión de Médel después de amagar con un cabezazo a Cesc que nunca llegó a existir como tal. Se quedó en un roce cara con cara que el jugador culé (como admitió tiempo después el comité de apelación) exageró.

Para Mourinho esa acción debió haber quedado en amarilla como mucho. Para colmo, vino precedida de una violenta entrada de Busquets al propio Médel que, también según su criterio, debió haber significado la roja al mediocampista culé. Conclusión: el día del partido Médel tuvo que haberse quedado y Busquets no, algo que seguramente habría permitido al Sevilla ganar y, por lo tanto, al Real Madrid recortar distancias de cara al propio Clásico amén de quitarle a Sergio de su once.

El enfado del entrenador del Real Madrid va más allá y afecta también a la citada resolución del Comité de Apelación al que recurrió el Sevilla en la acción del supuesto cabezazo de Médel.

El organismo ratificó la sanción de dos partidos al colombiano y, además, añadió que Cesc había exagerado, pero, pese a ello, no sancionó al mediocampista por fingir, algo que Mourinho sí veía obligatorio. Dicho de otra forma, el texto que acompañó a la decisión final debía haber exonerado al sevillista y castigado al blaugrana, lo que también le habría librado del Clásico. Pues bien, al final, ni una cosa, ni otra.

Actitudes de este tipo han hecho que en el Real Madrid empiecen a despertarse viejos fantasmas de conspiraciones arbitrales que podrían provocar en los próximos días la reacción del entrenador blanco ante los medios de comunicación.

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