
Leo Messi demostró este domingo su picardía en el Clásico con una acción mezcla de fútbol-calle y maestría. En el gol de falta, el que supuso el 2-1 momentáneo, el argentino retrasó por dos veces la pelota para ganar más espacio con el que clavar la pelota en la escuadra. Lo hizo, además, durante la colocación de la barrera.
Dicho de otra forma, el delantero engañó a Delgado Ferreiro y mientras este trataba de colocar a los jugadores del Real Madrid, el argentino del Barça ganó un par de metros, suficientes para colocarse a una distancia más adecuada con la que ejecutar la falta con la maestría con la que la ejecutó finalmente. No fue la única acción polémica relacionada con una falta.
El Real Madrid reclamó con insistencia la cercanía de una barrera del Barça cuando Cristiano se disponía a lanzar un libre directo cerca del área culé. Aunque el colegiado colocó por dos veces a los blaugrana, estos, pasito a pasito, terminaron colocándose a menor distancia. La bola acabó rebontando en el cuerpo de uno de ellos.