
El Clásico de este domingo sirvió para confirmar muchas cosas. La primacía de Messi y Cristiano Ronaldo en la lucha por el Balón de Oro, la capacidad del Real Madrid para plantar cara al Barça en el Camp Nou, la nueva moderación en las declaraciones post partido...
Suma de factores al que unir un elemento extra ya percibido en los últimos partidos del conjunto blaugrana. Este equipo ya no es el de Guardiola. Ni mejor, ni peor. Diferente.
El duelo jugado contra el eterno rival ratificó definitivamente que Tito Vilanova ha enterrado los conceptos básicos del Barça de Pep. Y lo ha hecho para dibujar un equipo híbrido, a medio camino entre lo que se ha podido ver en la Ciudad Condal en los últimos años y nuevas ideas, algunas antagónicas a lo que proponía el anterior dueño del banquillo blaugrana.
Abundan los balones en largo
El Barça de Guardiola trataba la pelota con mimo y obsesión. No la tocaba, la escondía y la custodiaba hasta lo enfermizo. En ocasiones lo hacía para desesperación culé. Parecía que los jugadores que dirigía Pep no tenían otra forma de gol que tocando y tocando hasta meter la bola casi bajo la línea de gol. Cuando el marcador era contrario a los intereses culés, algunas voces pedían fútbol directo. Pep, por el contrario, insistían. "¡Toquen, toquen!"
Y así, bajo el signo del tiki-taka se obraron milagros como el de Stanford Bridge, el recital de la final de la Champions ante el United o la exhibición del 5-0 precisamente contra los blancos.
A este nuevo Barça, sin embargo, no le importa tirar de desplazamientos en largo. De hecho se ha convertido en una de sus señas de identidad. Ayer Pedro y Messi se convirtieron en los receptores de muchos de estos desplazamiento que no comienzan sólo los mediocampistas culés.
Jordi Alba y Alves (o Montoya) protagonizaron buena parte de estas jugadas con las que Tito pretende sorprender a los rivales y darle nuevos recursos a su Barça. Ayer, sin embargo, apenas funcionó. Sólo la jugada del empate a uno dejó buen bagaje del pelotazo. La mayoría de ocasiones culés de verdadero peligro llegaron tras largos peloteos entre los centrocampistas.
Menos presión y líneas más estiradas
Si ayer el Barça mostró algo fue un dibujo más estirado. Con Guardiola el conjunto culé solía unir líneas. Sin embargo, este equipo guarda más distancias entre defensa y delantera. Quizá las bajas de Piqué y Puyol ayudó a que la zaga no adelantara metros por temor a dejar espacios tras su espalda. Una medida que también se pudo ver ante Benfica o Sevilla y que deja como consecuencia un centro del campo con menos superioridad numérica y de calidad. Xavi, Busquets, Cesc o Iniesta juegan más alejados del área rival, donde, con Pep, creaban peligro.
Ése era otro de sus sellos de identidad: la presión en la zona de creación contraria para robar con celeridad y comenzar a gestionar los goles en la zona de peligro. Ahora, por el contrario, los medios culés tienen que recorrer más metros para conectar con la delantera, lo que genera más cansancio y más oportunidades para que las defensas del enemigo se repliegue.
Nuevos roles de piezas clave
Con Vilanova no sólo el equipo juega distinto, también hay jugadores que ejercen nuevos roles. El caso más paradigmático es Cesc, anárquico con Guardiola, más estático con Tito. Ayer el de Arenys fue un interior más y apenas se le vio intercambiarse posiciones con Messi. La posición de Leo es otra de las novedades.
Ahora arranca mucho más distanciado de la portería para unirse a la creación culé, pero nadie ocupa su espacio. Algo similar ocurrió ayer con Iniesta. Salvo en un par de arrancadas desde la izquierda, se unió una medular más retrasada que de costumbre. Xavi y Busquets jugaron lejos de su área de influencia. Conclusión: sólo Pedro ocupó una posición fija de atacante
Sí se habla del rival y del árbitro
Fuera de los terrenos de juego, Pep Guardiola llevaba con más o menos acierto, una máxima intocable: no hablar de los rivales o de los árbitros. Pues bien, Tito Vilanova ayer (y en los últimos partidos) sí que entra entra a valorar al contrario ("Pepe debería hacerse un vídeo de sus patadas") o de los árbitros ("En el gol de Cristiano Ronaldo hay una falta previa")