
El empate del Real Madrid frente al Barça en el Clásico de este domingo ha dejado sensaciones más que positivas en el conjunto blanco. Pese a que los de Jose Mourinho pudieron perder el partido en los últimos minutos, lo cierto es que el vestuario cree que el ciclo, por fin, se ha revertido. El equipo merengue ya se ve por delante en fútbol y competitividad al cuadro que ahora entrena Tito Vilanova.
Fuentes cercanas al Real Madrid así lo han manifestado a EcoDiario.es. De hecho, el ambiente del vuelo de regreso del conjunto blanco, afirman, fue muy positivo. Más que un empate parecía que se había arrancado una victoria.
Sólo la lesión de Cristiano Ronaldo parecía enturbiar el ambiente y ni siquiera así la fiesta se agrió. Bajo una mueca de dolor, al luso se le dibujaba una constante sonrisa. Messi acumula ya un buen puñado de Clásicos sin poder eclipsarle. Las tendencias se han invertido.
El ejemplo del portugués sirve para ilustrar la percepción merengue del eterno pulso Real Madrid - Barça. El cuadro culé ya no consigue hundir a los blancos. La preponderancia culé es cosa del pasado.
"Cuando yo llegué aquí el Real Madrid estaba a una gran distancia del Barça y hoy estamos muy cerquita", dijo Mourinho en sala de prensa. Su comentario iba escondido de falsa modestia. En realidad piensa que su conjunto ya adelantado al enemigo.
Mejores números y fútbol
Las percepciones merengues se basan, en primer lugar, en las estadísticas. En los últimos cinco Clásicos entre Liga, Copa y Supercopa, el Real Madrid ha sacado dos empates, dos victorias y ha caído sólo una vez.
Anteriormente, desde que Mourinho llegó al banquillo del Bernabéu, el balance era totalmente inverso, con cinco victorias culés, dos empates y sólo un triunfo blanco, el que le dio la final de la Copa del Rey en 2011.
Para colmo, los números de goles marcados y anotados también han mutado para los blancos. En la era 'oscura' para el madridismo, los blancos recibieron 18 goles (manita incluida) y sólo pudieron marcar 8 goles. En el nuevo periodo, los blancos han reducido la sangría a los 9 goles encajados y 10 marcados.
Las cifras cantan y lo hacen sobre todo en el aspecto defensivo, donde ahora el Real Madrid encaja mucho menos que antes jugando, paradójicamente, con un fútbol mucho menos defensivo que el lució en tiempos pasados. La era del trivote con Pepe en la medular fue un coladora para un equipo que, ahora que se ha decidido a jugar al fútbol, ya no sólo no marca más goles, sino que los encaja.
Forma parte de lo que el vestuario cree metamorfosis clave para esta nueva tendencia. Muchos jugadores del Real Madrid estiman que el 5-0 con el que Mourinho disputó su primer Clásico hizo demasiado daño en la mentalidad del portugués. Hasta que no ha vuelto a la senda del fútbol ofensivo el Real Madrid no ha empezado a mostrar los dientes a su enemigo.
El factor Cristiano Ronaldo
En este ambiente de juego ofensivo, de Real Madrid más ajustado a su esenia de equipo grande, los jugadores de más clase del Real Madrid han brillado con especial intensidad. No es de extrañar que los últimos Clásicos hayan tenido en Özil, Xabi Alonso o Di María sus hombres más destacos. Pero sobre todos ellos, uno: Cristiano Ronaldo.
Tradicionalmente acusado de no saber responder en los duelos grandes, ahora el luso se ha convertido en la peor pesadilla del Barça. De hecho, el ariete ha hecho historia al ser el primer jugador en la historia de los Clásico que anota en seis duelos consecutivos.
Desde que anotara en la derrota blanca del Bernabéu (1-2) de Copa, el luso ha logrado siete tantos, alguno de ellos decisivos, como el que valió el triunfo en el Camp Nou la pasada temporada o los dos con los que empató ayer el duelo.
Para colmo, el Real Madrid ha vivido momentos en los que ha 'bailado' al Barça, como ocurrió en la primera parte de la vuelta de la Supercopa de este verano (donde pudo lograr una goleada de escándalo) o en el tramo final de la primera parte de ayer.
Muestras, entienden en el Real Madrid, de que algo está cambiando. El optimismo es creciente en la casa blanca. Si siguen con esta actitud están convencidos de que este Barça menos perfecto que el de Guardiola, pinchará y podrán darle caza. Sólo el tiempo y los resultados decidirá si su vaticinio está en lo correcto.