Fútbol

Mourinho cambia y modera su discurso después del cónclave con Sergio Ramos

Algo ha cambiado en el Real Madrid. Algo ha cambiado en José Mourinho. El técnico portugués ha dejado atrás sus diferencias con Sergio Ramos. Ya no lo ataca. Ahora lo defiende. Su discurso de dobles sentidos es cosa del pasado. Ayer, tras el partido contra el Ajax, no sólo no puso en duda la actuación de su futbolista, sino que regateó referencias a las tensiones con el de Camas y habló de tres "grandes partidos" del central.

Mourinho, ante las cámaras de Canal + se mostró más conciliador que nunca. "Ramos ha jugado bien, muy bien. Mi trabajo es sacar el rendimiento de los jugadores y ha hecho tres partidos muy buenos tras estar en el banquillo contra el City. Perfecto. Eso es lo que busco", afirmó.

Además, el portugués logró, al fin, cumplir lo que el vestuario tantas veces le había reclamado y que el propio Ramos pidió tras el partido de Vallecas. "Yo los trapos sucios y las cosas de familia las resuelvo dentro de casa", comentó en referencia a las críticas que había lanzado el preparador a ciertos fallos de su equipo.

Antes, en el interior de Valdebebas, una discusión entre el propio Ramos, Casillas y Mourinho tuvo como elemento central el mismo asunto. A los jugadores no les gustaba que les colocase a los pies de los caballos y que, además, señalase siempre a unos y no a otros.

Pues bien, ayer The Special One volvió a sorprender escondiendo sus opiniones sobre las jugadas a balón parado. El tanto del Ajax llegó tras un córner, como en Getafe o Sevilla. Entonces, el luso sí que criticó el papel de los suyos. Este miércoles no: "Es muy difícil comentar, hay veces que no puedes llegar. Quiero hablar dentro del vestuario. Tú has visto el mismo gol que yo he visto, pero creo que no hay que corregir cosas", dijo.

El giro en el sentido de sus palabras es radical y coincide con el cónclave que el portugués tuvo con sus jugadores o, mejor dicho, que Ramos reclamó con el resto del grupo. A propósito de las tensiones suscitadas entre jugador y entrenador y con el último capítulo de fondo (el de la camiseta de Özil), Ramos dio explicaciones, pidió perdón y solicitó la unión del vestuario. Nada de reproches. Nada de palabras con un tono más alto que otras.

Se demostró en sus palabras tras el partido. "El tema está zanjado y lo importante es ganar los partidos como hemos hecho hoy", dijo.

El efecto de esta balsámica reunión ya es visible. Si los resultados continúan, el huracán merengue de principio de temporada podría estar en vías de extinción. Otra cosa es si los resultados comienzan a dar la espalda al Real Madrid. En ese caso está por ver si la tranquilidad se perpetuaría o si volverían las grietas a la plantilla blanca.

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