La remontada del Real Madrid ante el Manchester City (3-2) regaló varias imágenes para el recuerdo. La primera y fundamental, la de un Cristiano Ronaldo que, tras anotar el tanto definitivo, se marchó a un córner para celebrar a lo grande el gol que lo reconciliaba definitivamente con la grada del Bernabéu.
Sin embargo, hubo otra celebración que llamó la atención por encima de la de los propios jugadores. José Mourinho salió del banquillo blanco como una exhalación para lanzarse de rodillas al césped y acabar 'deslizándose' hasta los límites interiores del césped madridista.
Su festejo se convirtió pronto en una de las escenas más comentadas del duelo, una suerte de demostración de lo que se jugaban los blancos y el propio técnico merengue en un partido que pintaba muy mal en el 85' y que acabó siendo un nuevo capítulo de las míticas gestas europeas del Real Madrid.