
Cesc sigue montado en una especie de montaña rusa. El adiós de Pep Guardiola del Barça le abrió las puertas de una nueva vida. Sin el corsé táctico que trató de imponerle el de Santpedor, el internacional se las prometía felices. Sin embargo, Tito Vilanova no ha mejorado su panorama. De hecho, ha vuelto a las andadas. Fábregas es un secundario de lujo en el banquillo culé.
Y eso que el curso comenzó con optimismo. Cesc fue titular en el primer partido de Liga frente a la Real Sociedad. Su participación, como un centrocampista más, tirado al costado del interior derecho, estuvo trufada de buenos pases y combinaciones rápidas. Parecía el jugador de la pretemporada, el que había deslumbrado en el Arsenal o en el inicio de la pasada temporada.
Sin embargo, la llegada del 'miura' del Clásico cambió todo. Cesc no fue titular y apenas disputó un puñado de minutos en el tramo final de partido. Salió por Xavi y no tuvo tiempo apenas ni para tocar la bola. Algo similar le ocurrió contra Osasuna el pasado domingo. Sin embargo, aquí, la diferencia fue considerable toda vez que jugó de inicio.
Pese a ello, Fábregas bajó su rendimiento hasta umbrales sólo conocidos en la pasada temporada cuando, sus problemas con Guardiola, mermaron sus presencia en el terreno de juego.
De hecho, contra el equipo navarro, fue suplido por Pedro y, desde entonces, el Barça comenzó a funcionar. Minutos después saltó Xavi al césped y fue su salida y la actuación de Messi lo que catapultó a los blaugrana a la victoria final. Mal panorama para Cesc: sin él en el terreno de juego, su equipo lo hizo mejor.
Vilanova quiere usar esta temporada al de Arenys como una suerte de mediocampista más que, con libertad de movimiento, sea capaz de dar descanso a Xavi Hernández ante la larga temporada que tienen por delante. Sin embargo, el bloque al que está sometido parece que le cortará las alas.
Mañana, ante el Real Madrid, la lógica dice que será otra vez Xavi el que ocupe el puesto de titular. El domingo, por pura lógica de rotación, debería ser otra vez Cesc el que juegue.
Sin embargo, la posible presencia de Song en el once en lugar del 6 culé gana peso. La amenaza de Thiago, ya recuperado, y la versatilidad de Iniesta son los otros dos problemas a los que tendrá que medirse el hace un año, hijo pródigo del barcelonismo, hoy futbolista encallado en el fantasma de su rendimiento más escaso.