El partido de ayer se intuía lleno de controversía tras el dedazo de Mourinho a Tito Vilanova o los continuos piques entre madridistas y culés que se pudieron ver en anteriores temporadas. Finalmente, solo hubo cordialidad entre ambos equipos y la paz reinó sobre el Camp Nou.
Uno de los focos de atención era el entrenador del Real Madrid, José Mourinho, y su comportamiento en el estadio culé. El primer momento de interés fue su saludo con el técnico blaugrana, Tito Vilanova tras el dedazo. El saludo se definió por la cordialidad y la educación.
Otro de los momentos de los que todas las cámaras estaban pendientes era del reencuentro, otra vez en la Supercopa, con Francesc Satorras, el otro protagonista del 'dedazo' de la pasada campaña. Su encuentro no solo fue cordial, sino que el técnico portugués y el encargado del túnel de vestuarios compartieron bromas y no tuvieron ningún problema en estar juntos en la entrada del túnel cuando Mourinho esperaba a que el arbitro pitara el final del primer tiempo.
Por otro lado se situaron los jugadores españoles, que parecían todavía tener en la memoria los buenos momentos vividos en la Eurocopa de este verano y se saludaron con afecto y conversaron en el nuevo túnel de vestuarios culé.
Su buen talante también se pudo ver en el terreno de juego donde, aunque hubo roces, no se revivieron trifulcas pasadas ni encontronazos. Eso sí, el puntero verde que ya se ha convertido en objeto de uso obligado contra Cristiano Ronaldo sí que estuvo presente y se le pudo ver en acción contra el portugués. No todo podía ser perfecto en la ida de la Supercopa.
Maldición de Valdés