
A Kaká se lo dejó bien claro ayer José Mourinho: no cuenta con él para esta temporada. En una reunión con el jugador y su padre y representante, el técnico portugués recomendó al astro brasileño que busque otro equipo porque no en el Real Madrid no tendrá muchos minutos. Pero en Chamartín temen que Kaká se cierre en banda y se niegue a abandonar la disciplina del club blanco.
El motivo reside en las discretas ofertas que está recibiendo el mediapunta: tan sólo equipos procedentes de Brasil y de EEUU se han interesado por hacerse con sus servicios, dado que pocas carteras en el mundo pueden permitirse pagar la ficha de diez millones de euros netos que cobra anualmente el de Gama. Kaká aún considera que puede seguir rindiendo a un gran nivel al menos durante un par de años más y, sobre todo, tiene en mente llegar en la mejor forma al Mundial de Brasil en 2014; por ello, las ofertas de ligas no tan potentes no terminan de convencerle.
Ante este panorama, el Real Madrid tiene miedo de tener que cargar con el brasileño en sus filas y con los más de 45 millones de euros que le costaría su salario (impuestos incluidos) durante los tres años que le restan de contrato. Por ello, los responsables del club blanco confían en que el Milan de Silvio Berlusconi, quien siempre ha manifestado su deseo de que el ex milanista regrese al equipo que le vio hacerse grande, haga un esfuerzo por hacerse con sus servicios.
La entidad italiana cuenta, tras el traspaso al Paris Saint Germain de Ibrahimovic y Thiago Silva por 62 millones de euros, con efectivo suficiente como para afrontar la compra y el salario actual de Kaká, el deseado por la afición milanista desde su salida en el verano de 2009. Por ello, el club que preside Florentino Pérez alberga aún la esperanza de que el Milan decida iniciar las negociaciones por el fichaje del astro brasileño.
Desde el Real Madrid, además, podrían estar incluso dispuestos a rebajar sus pretensiones económicas, que cifran el traspaso del Balón de Oro en unos 30 millones de euros: desde el momento en que Mourinho no cuenta con él, su alta ficha pesa mucho en el presupuesto anual y su sola descarga aliviaría notablemente las arcas del club.
El Milan es, pues, la última bala que queda en la recámara del Madrid, pero también del propio Kaká, que de no salir del club blanco podría verse inmerso en una decadencia futbolística impropia de un jugador de sus demostradas capacidades. El mes de agosto será clave para su futura 'salvación'.