
Seamos sinceros. Cuando Sandro Rosell anunció por sorpresa que Tito Vilanova sería el sucesor de Pep Guardiola, muchos periodistas que analizamos el relevo a frente de la casa culé no sabíamos si quiera cómo era la voz del nuevo dueño del banquillo culé. Pese al desconocimiento global del personaje, era necesario hacer un análisis de brocha gorda sobre un relevo tan 'tectónico' como el movimiento que provocaba la sustitución. Y en un principio aquello generó tantas euforias como dudas. Barcelonistas y no barcelonistas se movían entre dos polos extremos. La decisión sería o un fracaso total, o el mayor acierto culé de la última década.
Hoy, casi dos meses después de aquello, esa percepción ha cambiado. Sigue habiendo dudas, claro que sí, pero en apenas 50 minutos, los que duró la primera rueda de prensa de Tito al frente del Barça, el técnico culé dejó claro que está preparado. Vilanova superó el test de Guardiola.
Un test que, a grandes rasgos, se podría resumir como una prueba para saber si ante los medios, con el verbo como único arma, conseguiría llenar el espacio que había dejado su predecesor. No era minucia. Parte de la gigantesca atracción y carisma que ha conseguido Guardiola en estos cuatro años se han cosechado a pulso en cada una de sus apariciones públicas.
Pues bien, Tito no sólo consiguió rellenarlo, sino que lo hizo con su propio estilo, respuestas sensatas y, para colmo, haciendo ver también la humildad que tanto había caracterizado a Pep.
Porque todas y cada una de sus respuestas siguieron un tono de normalidad absoluta. Nada de 'vedettismos' o excentricidades si quiera como aquellas que solía dar de vez en cuando Guardiola, ya saben, cuando parecía un filósofo (Ibrahimovic dixit) ante un grupo de discípulos. No. Tito respondió como el mismo tono que pueda responder cualquier ciudadano de a pie.
Y lo hizo con sinceridad, sin recovecos. ¿Interesa Javi Martínez? Sí, pero hay otros. ¿Y Deulofleu al primer equipo? Cuidado, paciencia que está por hacer. ¿El caso Jordi Alba? Preocupa el cansancio, pero es lógica su ilusión.
¿Y de Mourinho y su dedazo? Pausa. Aquí fue donde Vilanova maravilló y se ganó la confianza de los periodistas, amén de superar con nota este test de Guardiola. Porque su respuesta podría haber estado firmada punto por punto por Pep o incluso voy más allá: quizá Pep no hubiera respondido con tanta sensatez.
"El castigo no está en poner un partido o dos sino que la gente podrá ver esto y las imágenes dentro de muchos años", comentó al tiempo que igualaba su actuación a la de Mourinho cuando, a la vista estuvo, la reacción de Tito (despreciable también) fue provocada por el portugués del Real Madrid. Impecable. No sólo quitó hierro al asunto, sino que dio una lección de sentido común: lo importante no es cómo se castiga el acto, sino el acto en si mismo, despreciable en cualquier circunstancia.
Además, regateó varias veces el asunto e incluso dejó en evidencia a un periodista que le preguntó por las provocaciones que llegarían de Madrid. "Yo no doy por supuesto que las habrá. Quizá nos estamos pasando", comentó.
Repertorio en toda regla de respuestas acertadas que llegaron igual que Vilanova al banquillo: en silencio, con tono bajo y sin estridencias. De mantenerse en los próximos años, el Barça estará de enhorabuena. Al menos lejos de los terrenos de juego, habrá encontrado un más que digno sucesor de Guardiola.