Fútbol

Xavi y Casillas, los únicos supervivientes de la generación 'maldita' del 99

Casillas y Xavi, únicos supervivientes del 99, celebran la Eurocopa | EFE

La Selección española ha hecho historia. Historia del fútbol con mayúsculas. Su triplete Eurocopa-Mundial-Eurocopa es la culminación de un ciclo plagado de éxitos que tiene en las categorías inferiores de 'La Roja' su inicio. El de este equipo se sitúa en 1999.

Aquel año, España ganó el Mundial sub 20 de Nigeria. La mayoría de la crítica coincide en señalar que fue un punto de inflexión clave para gestar el espíritu campeón que actualmente inunda al combinado nacional.

En aquella plantilla, además, jugaban dos pesos pesados del actual equipo. Xavi y Casillas son los únicos supervivientes de una generación que, 13 años después, ha pasado en su mayoría sin pena ni gloria por la historia de nuestro deporte rey.

Sólo uno de sus integrantes, Carlos Marchena, imitó de cerca la trayectoria de los dos capitanes actuales de 'La Roja'. El sevillano también formó parte del equipo que venció en 2008 y 2010, si bien el paso de los años ha terminado apartándole de la Selección.

Del resto, poco se sabe. La portería se libra de esta suerte de 'maldición'. Aranzubía fue su ocupante en aquel campeonato. El actual arquero del Deportivo de la Coruña brilló en el Athletic y en Riazor, aunque nunca tuvo la oportunidad de dar el salto al equipo A de España con la relevancia que tuvo en aquel año, aunque llegó a ir convocado en un puñado de ocasiones.

La defensa, la línea débil

De los integrantes de aquella defensa apenas nada se sabe. Coira, Jusué, Marchena y Bermudo formaron aquella línea de cuatro. El primero brilló a principio de los 2000 en el Celta, pero acabó esfumándose en equipos de nivel medio como el Alavés, el Recreativo de Huelva o incluso el Espanyol B, donde firmó hace unas cuantas campañas con 29 años. Acabó jugando en el Honved húngaro.

Jusué, zaguero de Osasuna en aquellos tiempos, tuvo su oportunidad en el primer equipo rojillo, pero pronto comenzó a perder fuelle hasta verse obligado a emigrar a clubes de Segunda División (Recreativo) y, después, a varios conjuntos de Segunda B y Tercera División. Actualmente juega en el CD Valle de Egües.

Bermudo siguió un recorrido similar al de sus otros dos compañeros, eso sí, con un camino algo más elevado en lo que a la categoría de sus clubes se refiere. Ex del Barça B, no llegó a debutar en el primer equipo y, posteriormente, se pudo ver en el Tenerife, Almería o Pontevedra entre otros. Actualmente milita en el Sabadell de Segunda División.

Mediocampo con más categoría

El mediocampo de aquel campeonato estaba formado por una medular de gran categoría. Xavi era el estandarte y junto a él Pablo Orbáiz, Fernando Varela o Barkero, todos ellos con experiencia en Primera en clubes como el Athletic de Bilbao, el Betis o la Real Sociedad y Levante respectivamente.

El banquillo, además, contó con hombres como Colsa o Yeste, futbolistas que también han tenido una dilatada carrera en la máxima categoría de nuestro fútbol. Sin embargo, ninguno de ellos llegó a brillar en el primer equipo de la selección española.

La paradoja de la delantera

Algo similar ocurrió con la delantera. Pablo Couñago y Gabri formaban la pareja atacante. El primero, un gallego salido de la cantera del Celta, fue pichichi de aquel torneo, pero acabó dando tumbos por el fútbol en busca de un puesto relevante que nunca llegó.

Actualmente es delantero del Crystal Palace inglés, país donde logró algo de brillo que se le negó en España. Gabri tuvo su momento de gloria en el Barça, pero no tuvo continuidad en la Roja. Se acabó marchando al Ajax y, tras su aventura holandesa, colgó las botas con la mente puesta en los banquillos.

Del éxito a vender cupones

Y entre tanta historia, una destaca especialmente por su dramatismo. Alex Lombardero tuvo en aquel equipo el privilegio de ser el único futbolista de Tercera División que nutrió aquellos campeones.

El pasado domingo, 'El Confidencial' reveló que Alex sufrió una enfermedad degenerativa en los huesos que le obligó a dejar el fútbol con apenas 27 años. Ahora se dedica a vender cupones de la ONCE mientras mira con "envidia sana" los triunfos de Xavi y Casillas, los que un día fueron sus compañeros, supervivientes hoy de una generación maldita de jugadores.

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