
La muerte inesperada y trágica de Manolo Preciado, ex entrenador del Sporting de Gijón o Levante, entre otros, ha pillado de sorpresa al mundo del fútbol español. Las reacciones de condolencia no han tardado en aparecer desde todos los puntos de la geografía española. Las redes sociales han sido las primeras en reaccionar este adiós que deja temblando de dolor los cimientos del deporte rey en nuestro país.
El terremoto ha sido gigantesco. Da igual los colores. Da igual el equipo al que se apoya. Preciado había logrado ganarse el corazón de los aficionados de todo el país a golpe de bondad, personalidad y, sobre todo, lucha.
Una mezcla de factores que logró lo imposible: domar a José Mourinho hasta convertir un enemigo, en algo más que un amigo, en casi un 'hermano' de profesión.
En 2010 el portugués protagonizó varios incidentes con el entonces preparador del Sporting. Le acusó de alinear en el Camp Nou a los suplentes del equipo rojiblanco y de no competir por la victoria contra el Barça. Aquello encendió la mecha. Preciado, fiel a su flema de sinceridad infinita, llamó "canalla" y "desleal" al de Setubal. Empezó el lío.
En el duelo que midió a ambos equipos en el Molinón allá por octubre, se vivieron episodios de tensión que reavivaron la vieja rivalidad entre Gijón y la capital, esa que durante los 80 vio nacer el grito de "Así, así, así gana el Madrid".
Al termino del partido, la bronca continuó. Un asistente del cuerpo técnico merengue espetó a Preciado un "a Segunda" que al entrenador cántabro se le clavó en el alma. No se calló. Lo denunció para desagrado de Mourinho, quien volvió a atacar con virulencia.
La polémica todavía siguió encendida unas cuantas semanas. Cuando todo se calmó, Manolo Preciado decidió arreglar las cosas con su estilo particular: diciendo las cosas a la cara. Con la intermediación de Quini, delegado del Sporting y mítico ex jugador del Barça, llamó a 'The Special One' para aclarar todos los malentendidos.
Ahí nació algo más que una amistad. Mourinho agradeció el gesto de su colega y comprendió que aquel hombre bonachón de bigote perenne era algo más que un entrenador. Era un ejemplo de comportamiento leal y honesto.
Desde entonces, las llamadas entre ambos se sucedieron con cierta frecuencia. Ambos aparecieron abrazados en el túnel de vestuarios del Bernabéu y del Molinón en los dos siguientes partidos en los que se vieron las caras.
Ya con Preciado fuera del Sporting tras ser destituido, la amistad continuó y se acrecentó. Manolo visitó un par de ocasiones la ciudad deportiva de Valdebebas para ver a su amigo y aprender técnicas de entrenamiento que poner en práctica en sus próximos proyectos. Villarreal había sido la siguiente estación escogida, pero la desgracia ha querido impedir que pudiera utilizar éstos y otros conocimientos con en su nuevo equipo.