
La intrahistoria del adiós de Guardiola y el nombramiento de Tito Vilanova como entrenador culé sigue revelando nuevos datos que aportan luz a un cambio más traumático de lo que parecía. Si hace unos días fue el propio Pep quién confirmó que no supo nada del relevo definitivo hasta el día de su despedida, hoy se ha destapado que el todavía técnico culé pidió a su directiva que no anunciara el relevo el mismo día que comunicó su adiós.
Guardiola se lo expresó al presidente del Barça, Sandro Rosell, la mañana que se hizo pública su voluntad de no continuar al frente del equipo. "Esperad unos días", le dijo para evitar que la noticia del relevo desviara la atención del equipo y permitiera concentrarse mejor en el objetivo de la Copa del Rey.
Sin embargo, apenas Pep anunció su adiós, el mandatario confirmó la noticia: "Tito será el próximo entrenador del Barça". El actual asistente culé había dado el sí definitivo apenas unas horas antes, cuando Guardiola ya había dicho que no seguiría. Vilanova quiso esperar el máximo para saber si su amigo y superior cambiaba de opinión en el último instante.
Cuando supo que no seguiría, avisó a Rosell: "Acepto la oferta". Minutos después se lo comunicó al entrenador saliente. A eso se refería Guardiola cuando afrimó que se enteró esa misma mañana de quién sería su sustituto. Lo que Pep no dijo, según el diario Marca, es que conocía de las intenciones del club desde hacía tiempo, o que la tarde anterior había recibido una nueva llamada de Tito para pedirle su opinión al respecto.