
El vestuario del Real Madrid tiene dos objetivos: ganar la Liga y la Champions. Para ello, los pesos pesados han llegado a la conclusión de que hay que descargar de tensión y ansiedad al equipo. Un nuevo camino de serenidad y esfuerzo en el que ciertas actitudes de Pepe no son bienvenidas. Los líderes de la plantilla ya se lo han dejado claro: "Prohibido fingir y provocar al contrario".
Tras estas palabras se esconde el temor de estos jugadores a que en los próximos encuentros frente a Bayern de Múnich y Barça se reproduzcan malos gestos del defensa como el pisotón del luso a Messi en el Bernabéu o su teatro con Cesc tras algún balón disputado.
La bronca de Arbeloa ante el Valencia demuestra que algo ha cambiado. El canterano, una de las voces más autorizadas del grupo, le echó en cara su 'teatro' tras una entrada de Piatti y el central respondió con una patada a su espinilla que desde el Real Madrid tratan de camuflar.
"Pensó que estaba respondiendo el jugador que le había agredido", afirman desde el Bernabéu. Las imágenes contradicen esta versión, por cuanto Pepe está mirando fijamente a su compañero en el momento de soltar la pierna.
"De todas maneras -insisten otras fuentes del Real Madrid- su patada no está justificada, aunque él creyera que se la daba a un rival. Podrían haberle echado a la calle", matizan.
No fue el único reproche que Pepe se llevó en pleno césped del Bernabéu. Iker Casillas también abroncó a su compañero. Primero, por sus pelotazos alocados para buscar a los delanteros blancos. En segundo lugar, por quejarse en exceso tras una agresión (que existió) de Aduriz. El delantero del Valencia saltó y golpeó la cara del zaguero de forma involuntaria.
Mientras Pepe se retorcía en el suelo, Iker gritaba desde la otra punta del campo. "¡¡Arriba Pepe, arriba!!", podían oír los aficionados cercanos a la portería merengue. Nada de cuentos, teatros o fingimientos. Nada de actitudes que generen más ansiedad y más nervios durante los partidos.
La lección de Villarreal
Es la lección que los blancos aprendieron del empate en el Madrigal contra el Villarreal. Aquel día Paradas Romero ayudó a que los nervios se desataran, pero los blancos, lejos de calmar la situación, la encendieron más todavía con sus quejas y protestas.
Aquel día Pepe ya se llevó su correspondiente bronca del vestuario del Real Madrid, especialmente del sector español, liderados por Iker Casillas y Sergio Ramos. "¡¡No podemos perder la cabeza así macho, que somos profesionales joder!!", le recriminaron en las tripas del estadio.
Aunque el propio Arbeloa ha quitado hierro al gesto del domingo, lo cierto es que tras ese encuentro se repitieron los consejos de los futbolistas a su compañero para evitar una escalada de nervios que pueda hacer demasiado daño al Real Madrid como en ocasiones anteriores.
Gestos pretéritos que parecen no haber cambiado demasiado la mentalidad de Pepe. "No he hecho nada para no merecer esta camiseta", afirmó la semana pasada.