Fútbol

Pepe aumenta su leyenda: pisa a Messi, finge una agresión y acaba en el banquillo

Pepe trata de frenar a Messi en el partido. EFE

Lo volvió a hacer. Cuando aquel episodio ante el Getafe estaba olvidado y Pepe volvía a ser solo futbolista el defensa lo volvió a hacer. Cuando nos parecía en partidos anteriores que ponía paz en las tanganas, nada era real. Solo disimulaba antes de su próxima fechoría y eligió un escenario sin parangón: el clásico.

Una tarjeta amarilla, una acción teatral digna de la mejor tragicomedia de Broadway y un pisotón a un rival completaron la actuación del portugués que fue cambiado por Mourinho ante la previsión de que todo pudiera ir a peor.

Juego sucio

Una vez destripado el final de la película, con Pepe en el banquillo, el orden de los acontecimientos pierde relevancia así que empecemos por el final, el más grave. Sin ton ni son y fijándose en donde ponía la bota, Pepe pisó a Messi. Por si no fuera suficiente la entrada que le había hecho Callejón, el '3' blanco decidió rematarle con un pisotón en la mano. Era su disparo de gracia, sin darse cuenta de que el genio argentino le marea con las piernas no con las manos. Error, el gol de la remontada salió de sus botas.

Previamente, en una pugna con Cesc, un leve roce con el internacional español acabó con Pepe en el suelo. En ese momento nos preguntamos si Fábregas vestía puños de acero en lugar de dedos de arquitecto pero no caímos en que Pepe simulaba tener un tronco en el ojo donde apenas cabe una lentilla. El Barça mandó el balón fuera con incredulidad y Pepe se levantó tratando de sacarse el tronco del ojo sin darse cuenta de que en el S XXI las cámaras no pierden detalle de nada. Y eso es lo que hubo en la jugada... Nada.

Tarjeta en el minuto 17

Lo anterior apenas carece de importancia ya que es parte del juego contundente del portugués, pero seguro que a Mourinho no le gusto nada. Corría el primer cuarto de hora del partido y Pepe realizó una dura entrada sobre Busquets, le piso y el árbitro le saco amarilla. Merecida y casi esperada.

Era el minuto 17 de partido y aún quedaba un mundo. Demasiado tiempo para Pepe, capaz de aumentar su leyenda negra en un partido destinado a encumbrar a los héroes.

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