
Casillas es, hoy por hoy, el mejor portero del mundo. Sin embargo, su trayectoria pudo haber sido totalmente distinta de no haber sido por aquella final de la Champions de 2002. Aquel frío día de mayo en Glasgow, César Sánchez se lesionó y en su lugar salió un joven Iker acostumbrado al rol de suplente. Tres paradas salvadoras en los últimos minutos del partido dieron al Real Madrid la Novena. Desde entonces, el de Móstoles le ganó terreno a su rival y, tras el Mundial de Corea y Japón, se convirtió en un indiscutible para la portería merengue. Sin embargo, el guardameta no olvida de aquella suplencia que pudo haberle transformado en un jugador mediocre.
Él mismo lo reconoce en privado. "Quizá ahora estaría jugando en Segunda División, quién sabe", comenta conocedor de que los porteros suplentes en el Bernabéu suelen tener destinos menos glamurosos que el que el destino le reservó. A saber: César al Tottenham, Valencia y Villarreal; Diego López también al Villarreal; Codina al Getafe, Dudek retirado...
Por eso aquella divina intervención y su titularidad en el Mundial de aquel año (Cañizares y su bote de colonia le dieron el puesto en la Selección) obraron el milagro.
Pasado el tiempo, llega la pregunta: ¿Por qué le cedió Casillas su puesto a César cuando lo normal desde 2000 era ver al canterano como dueño de la portería merengue?
Él lo tiene claro: Hierro (capitán de aquel Real Madrid) y Del Bosque (entrenador merengue en esos tiempos) fueron los culpables. El arquero así lo reconoce en su biografía recientemente publicada:
"Tuve a Del Bosque como entrenador en el primer equipo. Y me pareció muy campechano, explicándote bien las cosas, era un buen entrenador. No es bueno compararlos con Luis [Aragonés], eran tan distintos. Luis sabía mucho, pero daba la sensación de tener un método más antiguo porque era mayor. Sin embargo, dio frutos con jóvenes como nosotros. Del Bosque entrena diferente.
Y eso que nunca olvidaré, y se lo recuerdo constantemente para que no se le olvide ni a él ni a Hierro, que entre los dos me limpiaron del equipo y me mandaron al banquillo. No voy a parar de repetírselo hasta que no me lo reconozcan. Los dos. No voy a parar. Ninguno me lo reconoce, entre ellos dos se tapan. 'El marqués' me dice que no estaba bien. Mentira. Me limpiaron", afirma.
Aunque con tono simpático, queda claro que aquel capítulo marcó a Casillas. Asunto bien distinto es el de saber los motivos por los que Del Bosque y Hierro decidieron limpiárselo. Eso quizá podría dar para otro libro.