La entrada que Perea realizó a Cristiano Ronaldo el pasado sábado en el derby entre Atlético de Madrid y Real Madrid tuvo un precedente muy parecido apenas unos meses antes, pero en aquella ocasión, con protagonistas invertidos. Aquel día fue Cristiano Ronaldo el que metió los tacos de sus botas sobre un futbolista del Atlético. El checo Tomas Ujfalusi se convirtió en víctima de la vehemencia del delantero portugués.
Ambos conjuntos disputaban los cuartos de final de la Copa del Rey, choque de ida, cuando, en un intento de presionar la salida del balón de los colchoneros, CR7 se pasó de revoluciones hasta rascar el tobillo del rival. Corría el minuto 26 de la segunda mitad y el partido marchaba 2-1 para los madridistas. Finalmente acabó con goleada, 3-1 para el cuadro blanco.
Apenas 15 minutos antes de la patada, el propio Cristiano había perforado la portería rival, pero él, como el resto de sus compañeros querían más. Fruto de esas ansias de victoria nació esta acción que fue sancionada con cartulina amarilla precisamente por el mismo colegiado que pitó el sábado. Mateu Lahoz castigó a Perea con el mismo rasero con el que había castigado a la estrella blanca unos meses atrás. La estética de ambas acciones son similares.
En el seno del Atlético de Madrid entienden que ante gestos cómo aquella patada, nadie del club rojiblanco se quejó públicamente cómo sí lo hizo José Mourinho, en sala de prensa, o Pepe, en zona mixta, al término del derby de esta semana. De ahí gran parte del enfado de los colchoneros. "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra", ironizó Cerezo sobre ambas acciones.
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