Héroe o villano. Líder revelación o acelerado rompepiernas. La actuación del madridista Pepe el pasado sábado frente al FC Barcelona divide más que nunca a blancos y blaugranas. Mientras que para unos se convirtió en el bregador perfecto para frenar a los de Guardiola, para otros se convirtió en un ejemplo de su juego duro que, para colmo, se marchó sin una tarjeta. ¿Qué versión es más acertada?
Posiblemente ambas tengan algo de verdadero. José Mourinho ha decidido otorgar a su compatriota nuevos galones. Asentado como uno más de los medioscentros blancos, Pepe tiene licencia para desatarse en la medular madridista buscando cuantos balones divididos queden en el centro del campo.
Corre y lucha como el que más en un papel estrenado recientemente en San Mamés. Aquello fue una prueba de lo que se vería siete días después en el Bernabéu. Ante el Barça, el 3 madridista repitió puesto y puede que en la final de Mestalla también lo haga.
El Pepe héroe
Mourinho considera que nadie puede hacer lo que él, nadie le ofrece semejante grado de sacrificio para su recién estrenado sistema defensivo.
Además, Pepe puede ejercer de marcador individual ante hombres como Xavi, Iniesta o Messi. Factores clave para anular la creación de fútbol blaugrana.
Así lo intentó en el duelo de liga. Nadie puede negar que corrió a cualquier balón dividido y que, por momentos, algunas de las estrellas rivales no consiguió quitársele de en medio. Pepe aparecía en defensa y en ataque, zona donde sus limitaciones técnicas le impidieron finalizar con claridad alguna oportunidad para los suyos.
El Pepe villano
Sin embargo, ese exceso de ímpetu fue lo que le delató en más de un choque con los blaugrana. Pepe jugó durante todo el duelo pasado de revoluciones, quizá como consecuencia de esa voluntad por comerse el mundo y, por momentos, a los jugadores del Barça.
Alguno de ellos se llevó más de un 'regalito' procedente de la pierna del portugués. Messi, Villa, Busquets e incluso Alves probaron sus métodos expeditivos. El Bernabéu, lejos de enfadarse, se vino arriba ante cada acometida de su nuevo 'ídolo' y eso no hizo más que excitar el ardor guerrero de un Pepe que se multiplicó en los minutos finales.
En cada entrada, rozó la amonestación, pero, sorprendentemente, el colegiado no se la enseñó en ningún momento. Para algunos, lo más surrealista de su actuación llegó cuando increpó a Messi por su pelotazo a la grada.
"Estás loco", le dijo a la pulga en lo que parecía ser un cambio de roles: el habitual futbolista duro pidiendo prudencia al habitual ejemplo para los niños.
Contrastes de una noche en la que Pepe logró hacer más grande la brecha entre madridistas y blaguranas, una noche en la que, más que nunca, el portugués fue héroe para algunos y villano para otros.
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