Cristiano Ronaldo arriesgará esta noche para estar frente al Tottenham en la ida de los cuartos de final de la Champions. Gesto con evidentes peligros que esconde la realidad de lo que el portugués tiene por delante: este es su mayor reto desde que aterrizó en el Real Madrid. Hoy deberá demostrar porqué es un futbolista que costó 90 millones de euros
Su rendimiento hasta ahora ha sido extraordinario. El año pasado ya fue el máximo goleador merengue en todas las competiciones y en la presente va camino de pulverizar datos a ritmo de récord.
Sin embargo, Cristiano arrastra detrás de sí una maldición, leyenda urbana o realidad: la de desaparecer en los momentos importantes. Atenazado por la ansiedad, dicen sus detractores que Cristiano se sobreexcita cuando le toca afrontar un duelo de los de kilates.
Incluso cuando su Manchester United, alcanzó la gloria de la Champions sufrió de este particular mal. Marcó el gol inicial de los diablos rojos, pero falló uno de los penaltis de la tanda que finalmente colocó la 'orejona' en Old Trafford.
En el Real Madrid Cristiano ha sufrido episodios similares tanto la temporada pasada como la presente. Por eso ahora le toca coger el mando aunque esté lesionado, aunque su pierna diga basta.
La mente de CR7 no entiende de descanso: llegó el momento poner sobre la mesa del fútbol mundial su candidatura a futuro Balón de Oro.
Dónde jugará y junto a quién dependerá buena parte de la gloria que sea capaz de atesorar hoy. Si Mourinho apuesta por el trivote, podríamos verle aislado en la punta de ataque.
Si Mourinho apuesta por el doble mediocentro, le podríamos ver en su salsa, entrando por los costados y aprovechando los espacios que dejen los ofensivos Bale y Lennon.
Aspectos tácticos que incidirán en una noche especial, en la que el jugador más caro de la historia del fútbol tratará de matar tres fantasmas a base de goles: el de su lesión, el fantasma del Madrid en la Champions y el de su gafe en los momentos importantes.
La maldición de CR7