Cristiano Ronaldo vuelve a escena. Su titularidad está cantada para el duelo de esta noche frente al Olympique de Lyon. Prueba de fuego para él, para el Real Madrid y para su técnico en la que emerge una duda con tintes de pregunta futbolera: ¿es necesaria la reaparición de CR7? Dicho de otro modo: ¿tiene que vivir el Real Madrid pendiente constantemente de la presencia o no de su crack? Duda razonable que se agiganta ante el riesgo de que el portugué se rompa durante varios meses si fuerza demasiado hoy.
Así lo afirma El País. El rotativo afirma que el jugador participará muy forzado ante los franceses después de que no se haya recuperado al 100% de la dolencia. Sufre pinchazos y el gemelo se le carga con facilidad después de una dolencia muscular que podría haberse agravado por el estrés de querer participar sí o sí esta noche.
Aquella agridulce noche
El buen rendimiento merengue durante la ausencia del luso y sus malas actuaciones durante ciertas fechas claves invitan a alimentar un pensamiento que borrará de un plumazo haciendo un gran partido contra los franceses.
Casualidad o no, precisamente su actuación frente a los galos la pasada campaña fue, en el Bernabéu, sencillamente impecable. Anotó el gol inicial que puso por delante a los merengues y disfrutó de varias ocasiones para ampliar la ventaja. Higuaín y su obsesión por el gol impidieron que así pudiera haber sido tras negarle pases cantados al portugués.
La sobreexcitación contagiosa
Sin embargo, Cristiano, durante su carrera, ha mostrado ya en ocasiones anteriores como en grandes citas se sobreexcita demasiado hasta estresarse y pasarse de revoluciones.
Los grandes días del portugués en partidos realmente importantes son menos que aquellos en los que falla con frecuencia. Por desgracia para los blancos, CR7 no muestra en los trascendentes choques aquella intensidad que sí muestra en los que son más de trámite.
Esa sobreexitación se traslada, además, al resto de sus compañeros. El equipo pierde la relajación y se acelera a una velocidad y con una tensión que, en ocasiones, puede con los suyos.
Aunque experimento limitado, las dos últimas citas del Real Madrid sin su máximo goleador han demostrado que la serenidad de no verse exprimido al 200% como pide el delantero durante los 90 minutos también le pueden venir bien.
La primera mitad del duelo ante el Racing fue buena prueba de ello. Fútbol de toque en el que el reparto de protagonismo hizo bien a los blancos. El partido ante el Hércules confirmó que el Real Madrid sabe manejarse sin Cristiano, que no es un equipo cojo sin el luso, más bien al contrario.
Un plan B en ocasiones necesario
Benzema es ejemplo de ello. Karim cogió el protagonismo que habitualmente le toca a CR7 y en sus dos últimos partidos ha crecido tanto que ante el Lyon será presumiblemente titular sentando al desinflado Adebayor.
Pequeñas pistas de que el Real Madrid tiene un más que buen plan B sin Cristiano, o lo que es igual: en algunas ocasiones ese plan B debería usarse porque, como ha demostrado la experiencia, aporta herramientas que en una temporada tan larga para equipos como los blancos se convierte en oro puro con el que lograr todos los objetivos.
Reflexiones con la pizarra en la mano que solo una actuación sublime del portugués eliminará. Sólo los goles de Cristiano Ronaldo y el pase a cuartos podrá deshacer la sensación de que este equipo se haya podido convertir en CR7 y 10 más.
El dilema de Mou