
Lo que debía ser un final de año de celebraciones por todo lo alto va camino de convertirse en un cierre de 2010 horrible. Sergio Ramos sufre una de sus peores crisis desde que llegó al Real Madrid. Buena parte de culpa la tiene sus últimas actuaciones, lesión incluida. Y con ello, Mourinho. El técnico ha sumado el nombre del lateral a su lista negra de díscolos en el vestuario. Se antoja tormenta en Valdebebas.
Según publica este miércoles el diario Marca, el entrenador portugués ha decidido castigar a Ramos tras su última cascada de desencuentros entre el jugador y el banquillo. Dicho de otra manera: Mourinho ya tiene entre sus víctimas a una de las vacas sagradas del vestuario merengue.
Lass, Benzema o Pedro León han sido algunos de los jugadores que han sufrido las embestidas de 'The Special One'. Ahora le ha tocado el turno a uno de los capitanes. Palabras mayores para el Bernabéu.
El pasado sábado Mou ya dejó entrever que no le estaba gustando la actitud de su pupilo. Tras anunciar que el 4 blanco estaba lesionado y que por ello no viajaba a Zaragoza, anunciaba que "aunque hubiera estado sano no habría sido convocado. Arbeloa lleva tiempo ganándose el puesto". Mensaje de ánimo para el lateral de la cantera y palo para el sevillano.
Según el rotativo, la nómina de despropósitos del jugador en los últimos duelos ha crecido de manera desproporcionada.
Del penalti al patadón de Messi
El primer desencuentro llegó cuando Ramos lanzó un penalti frente al Athletic de Bilbao. Las cámaras cazaron a Mourinho despotricando desde la grada, lugar donde cumplía sanción por ser expulsado. No le gustó que el penalti lo lanzara el lateral y no Cristiano Ronaldo.
Ahí arrancó todo. La expulsión del jugador en el Clásico y su posterior reacción en rueda de prensa fue la gota que colmó el vaso. Según Marca, el entrenador le pidió que no saliera al paso de todo lo que se había publicado tras su alevosa patada a Messi.
Ramos pasó del asunto y cambió el cartel de la sala de prensa. Iba a hablar Casillas. Finalmente fue él. En su mensaje hacia los medios cierto tono agresivo. "Quién diga que he ido a lesionar a Messi es que no tiene ni idea".
Mourinho ardió de rabia. No le gustó que pasara de sus consejos, que pidiera perdón por un lance del juego y no una acción extradeportiva y que, encima, prefiriera autodefenderse antes de hablar del grupo y del bloque.
Mal asunto para un entrenador que defiende la unión del vestuario como si fuera "una familia". De ahí esta nueva cruz que durará hasta 2011, pero que podría extenderse por motivos extradeportivos.
Mourinho tiene una nueva víctima y es un peso pesado. Veremos qué ocurre y si su método sigue funcionando también como con jugadores de segunda línea como los anteriormente afectados.