Por Arantza Goyoaga
BILBAO (Reuters) - El éxito de España en el Mundial de fútbol ha puesto de relieve el tipo de profundas divisiones políticas que hacen que algunos españoles vayan a animar a Holanda en la final del domingo.
Una actuación sin precedentes de la selección en Sudáfrica ha provocado una erupción de banderas españolas en balcones de zonas donde las enseñas nacionalistas serían más típicas, lo que ha irritado a separatistas en el País Vasco y en Cataluña.
"Si fuera por mí, ojalá que Holanda le meta 30-0 a España", dijo Iñaki Atxutegi, un economista de 40 años de Bilbao.
País Vasco y Cataluña tienen lenguas e identidades culturales diferentes, y muchos de sus residentes quieren una mayor, sino es total, autonomía de Madrid.
"(Los políticos madrileños) están utilizando los triunfos de la selección española, compuesta mayormente por catalanes y vascos, que todo hay que decirlo, para vender un concepto de España que muchos vascos no compartimos", añadió Atxutegi.
La hazaña futbolística ha coincidido también con un controvertida decisión del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto que fija los límites de la autonomía catalana con respecto a Madrid.
El tribunal concluyó que Cataluña no podría ser reconocida como una nación separada, y cientos de miles de personas participaron el sábado en una manifestación en Barcelona contra este fallo.
"Acabará habiendo más banderas españolas por la España-Holanda del Mundial de fútbol del domingo, que catalanas por la manifestación del sábado", señaló el vicepresidente de la Generalitat catalana, Josep Lluís Carod-Rovira, en un blog.
UN BIEN CONTRA LOS RADICALISMOS
El seleccionador de España, Vicente del Bosque, señaló el sábado en rueda de prensa en Johannesburgo que esperaba que la buena relación entre sus jugadores y el énfasis en el trabajo en equipo inspiraran sentimientos similares en el país.
"Estos acontecimientos son buenos para que en España se relativice todo y haya mejor relación entre comunidades y culturas. Es un orgullo que este Mundial haga un gran bien contra los radicalismos", señaló el salmantino.
El centrocampista Xavi, que juega en el Barcelona, añadió:
"Me siento muy orgulloso. Es verdad que el patrón de juego es parecido a lo que hacemos en el Barça y que hay muchos jugadores en el once titular".
"Pero no somos sólo los del Barça. Toda España se siente orgullosa del fútbol que hacemos", afirmó.
Pero incluso la retransmisión de los partidos de España en pantallas gigantes está siendo controvertida.
La ciudad de Barcelona, la capital de Cataluña, se había negado hasta ahora a poner a España en pantallas gigantes por las calles de la capital, a pesar del hecho de que siete jugadores del once titular español en la semifinal contra Alemania el pasado miércoles juegan en el Barcelona.
El domingo, sin embargo, se proyectará la final desde una gran pantalla en la ciudad, algo visto como una victoria por comentaristas de los medios de comunicación de derecha en Madrid.
No obstante, algunos están resentidos por el hecho de que la selección catalana de fútbol no pueda competir en torneos internacionales, especialmente después de que Carles Puyol diese la victoria a los españoles frente a Alemania con un gran gol de cabeza, que resultó ser una de las jugadas elaboradas que el defensa llevaba a cabo durante los entrenamientos con el Barcelona, según confirmó él mismo.
Ni la FIFA ni la UEFA reconocen al equipo, a pesar de que jueguen en diciembre de cada año un partido amistoso contra selecciones internacionales.
"No me siento español del todo, no puedo evitarlo", dijo un tarragonés de 46 años llamado Marc Morell.
"Puyol y el resto preferirían jugar para la selección catalana, a pesar de que sólo se nos ha permitido crear un combinado. Ellos sólo juegan para España porque no tienen otra opción", añadió.
En cambio, para otros como Aitor Zuazua, un trabajador de la Bolsa de 32 años procedente de Getxo, el fútbol y la política no se mezclan.
"Jamás me calzaría la camiseta roja pero que quiero que ganen", señaló.