
Benzema preocupa. No sólo por su rendimiento. También por su estado físico. El jugador del Real Madrid sigue sin entrenar. Su pubalgia se prolonga y en el Bernabéu vuelven a hablar de la melancolía que envuelve galáctico de porcelana que costó 36 millones de euros.
El jugador francés jugó su último partido frente al Olympique de Lyon, hace ya dos semanas y media. Anteriormente había estado también tocado. Xerez se perdió su lucha para volver a ser el de siempre.
Cuentan las crónicas que pese a los problemas físicos que arrastraba, el chaval quiso viajar a Francia por lo que suponía volver a su antigua casa y más todavía en Champions, su espina clavada.
Llegó sin completar el plazo de recuperación de la entesitis muscular que sufría, pero Pellegrini le concedió el capricho de formar parte de la lista.
Cuentan también las crónicas que no iba a jugar ni un minuto. Lo desaconsejaban los servicios médicos. El técnico chileno, sin embargo, tan propenso a la melancolía de la psicología hecha fútbol ("Lo más difícil de un vestuario son las relaciones humanas", confiesa) , le vistió y jugó. Unos minutos sólo. Suficientes para volver a romperse. Llegó la tan peligrosa y complicada pubalgia.
Nuevo ataque de tristeza
Desde entonces, se le ve más por el gimnasio de la Ciudad Deportiva del Real Madrid que por el cesped de entrenamiento. Frente al Tenerife, todo apuntaba a que regresaría. No lo hizo. El entorno merengue pensó en una justificada cautela. Ya llegaría para el duelo trascendente frente al Sevilla. Sin embargo, todo apunta a que también se lo perderá.
Pellegrini dará a conocer este mediodía la lista que se medirá a los hispalenses en el Bernabéu el próximo sábado a las 22:00. En ella no estará Benzema. Su dolencia se alarga más de lo esperado y las dudas apuntan, de nuevo, a una especie de melancolía recurrente, como origen del problema.
El francés ha alternado más malos momentos que buenos. Cuando todo apunta a que resurgirá (sus goles frente al Valencia o el Depor así lo apuntaban) vuelve a apagarse. Le falla la cabeza y su adaptación, vaya. Lo reconocen, entre líneas, sus compañeros.
"No puedo hablar en su nombre, pero lo que sí sé es que es complicado llegar a un gran club con 22 años. Ha firmado un contrato largo, el club confía en él y estoy seguro de que podrá hacer grandes partidos y recuperar su nivel", afirmaba Lass Diarra hace no muchos días.
Los cuidados del Real Madrid
Mientras tanto, el club se esfuerza al máximo para que aprenda el idioma ("ya lo maneja a la perfección", comenta Casillas), se mueva más por Madrid ("Me dijo que antes no salía de su casa", desvela el ex-internacional Luis Fernández), o se sienta más que respaldado.
Es en este último capítulo donde Zidane tiene un papel relevante. "El hecho de que te quiera un club significa que tienes talento. Es difícil, no todos pueden decir lo mismo, que han jugado en el Real Madrid, pero si estás en este equipo el talento lo tienes", le defiende Zizou.
"Luego hay que trabajar, son jóvenes todos... no hay problema. Esta plantilla es joven y tiene tiempo, todo el tiempo por delante, todos quieren siempre más de este equipo, pero es algo normal, este club exige esta presión", argumentó como justificación del peso psicológico que siente su compatriota.
Mientras tanto, el que jugador al que suplió como refuerzo estrella de la delantera blanca, David Villa, sigue imparable. Nuevo contratiempo para un jugador demasiado frágil.