El primer tropiezo del Barça ha despertado dudas. Mientras, Guardiola levanta la mano como pararrayos de cualquier posible crítica. "Siento que he fallado a mis jugadores", comentó en Sevilla. ¿Está empezando a fallar como entrenador?
Sea cual sea la respuesta, lo que sí es cierto es que el entrenador está empezando a enfrentarse al vértigo de haber llegado a lo más alto. "¿Qué hacemos ahora?", comentó el entrenador a su ayudante, Tito Vilanova, al ganar el Mundial de clubes.
Temía Guardiola que sus jugadores se vieran absorvidos por el éxito, perdieran el hambre y sufrieran una dura caída desde las alturas. Lo acontecido en el Sánchez Pizjuán está lejos de ser una catástrofe. El Barça jugó bien. Su eliminación fue casi estadística: ya tocaba.
Sin embargo, Pep quiere evitar que el pesimismo pueda salpicar a los suyos y por eso asume toda la culpa de lo acontecido en esta eliminatoria. Estrategia salvavidas para su plantilla que no esconde lo polémico de algunas de las decisiones que el catalán ha tomado en los últimos choques.
Los primeros palos a Pep
Las principales críticas se centran en el duelo de la ida. Guardiola sacó un once de suplentes en el que Chygrynskiy acaparó las miradas. La mala actuación del ucraniano (fichaje estrella del técnico) centró reproches y levantó pitos en el Camp Nou.
Pep se defendió a la par que se revolvía en el banquillo y repetía decisiones extrañas en Tenerife. Ciertos sectores le acusaron de cruyffista al sentar a Piqué y no alienar a Pedro. El 0-5 del marcador acalló las críticas.
Opiniones contrarias que han vuelto a emerger al calor de la derrota. Pese a que el Barça bordó el fútbol ante el Sevilla, varios comentaristas deportivos de las radios más importantes en España no entideron, durante la retransmisión, que Bojan (genial ante el Tenerife) volviera al banquillo por un Thierry Henry desdibujado y protagonista de algún problema con sus compañeros.
Los primeros sabores amargos
"Toda la culpa es mía", reiteraba como letanía amarga Guardiola en rueda de prensa. Muchos así lo creen. Otros rechazan tal opción.
Estrategia o realidad, lo cierto es que, por primera vez desde que se sienta en el banquillo del Camp Nou, el de Santpedor saborea el amargo dolor de la derrota.
De cómo lo encaje dependerá, en gran medida, que el Barça prosiga fascinando al mundo del fútbol o inicie un fin de ciclo que hoy por hoy, parece más que improbable.