
El 'Nanín-gate' cumple un año. El 7 de diciembre de 2008 el Real Madrid vivió una de sus asambleas generales más bochornosas. Manipulada y con presencia de algunos Ultra Sur en la tribuna, aquel día supuso el principio del fin de Ramón Calderón como fugaz presidente del Real Madrid.
Su caída fue el puro efecto de la lógica que se le atribuye a la dignidad de cualquier dirigente. Era complicado organizar un evento tan chapuza como aquel, más cercano al esperpento teatral que a la seriedad que se le supone al máximo órgano de representación de los socios blancos.
Su desarrollo más allá de las tramas que más tarde se destaparon, fue un sainete en sí mismo. Apenas había arrancado cuando los sectores más críticos con Ramón Calderón reclamaron cambio en los desarrollos de esta asamblea y le acusaron de negligencias que debían acarrerar, según ellos, su dimisión.
Sus protestas obtuvieron rápida respuesta de un fichaje nada deseable: los Ultra Sur. Aunque el ex presidente del Real Madrid negó que fueran radicales, los hinchas más violentos del equipo blanco se unieron a la defensa de Calderón con amenazas hacia los críticos.
Éste, por su parte, se escondió bajo la figura de sus directivos. No respondió a ninguna de las intervenciones más críticas desde el estrado. Así se desarrollaron las ocho horas (eso duró la asamblea) de mayor vergüenza y desprestigio blanco en las últimas décadas. Tan sólo fue el inicio.
Nanín, Bárcenas y una dimisión
Algún tiempo después, varios diarios deportivos destaparon lo que en realidad se convirtió en un escándalo de dimensiones nunca conocidas. Mariano Rodríguez de Barutell, más conocido como 'Nanín', contrató a hasta 10 personas para que se colaran en la votación y apoyaran las propuestas de Calderón, amén de alborotar el graderío en favor del ex presidente.
La operación, orquestada por este mileurista conductor de coches de lujo, contó con el apoyo de Luis Bárcenas, antiguo responsable del área social del club. Ambos dimitieron pero las consecuencias de aquel terremoto ya eran imposibles de frenar.
Escándalo tras escándalo, los detalles de esta chapuza, unidos a otras pequeñas acciones de corte similar, terminaron provocando la dimisión de Calderón. Llegó Boluda como sustituto. La asamblea se repitió el 29 de marzo entre blindadas medidas de seguridad. La tempestad llegó dejando paso a la calma del retorno de Florentino Pérez.
Sin embargo, un año después, las secuelas de aquel bochornoso día para los blancos todavía se nota en su tejido social. La brecha y la vergüenza que generó en el Real Madrid necesitará tiempo y títulos para ser olvidada.