Flash motor

Rolls Royce, investigado por presunto fraude en los mercados asiáticos

  • La SFO analizará si se realizaron pago ilegales para ganar un contrato de motores
Técnicos inspeccionan una turbina de Rolls Royce. Imagen: EFE

Tras un año de análisis de las alegaciones sobre una potencial red de corrupción en los mercados asiáticos, Rolls-Royce afronta finalmente una investigación formal de la Oficina del Fraude Grave (SFO).

Este miércoles, la compañía confirmaba la apertura de un proceso en Reino Unido relacionado con las acusaciones en torno a supuestos sobornos para ampliar su red de negocio en áreas como Indonesia o China.

Fuentes familiarizadas con el caso reconocen que la SFO conocía desde hace años las suspicacias generadas por las actividades del gigante aeronáutico en el extranjero, pero no había sido hasta hace ahora doce meses cuando reclamó a Rolls-Royce que recabase información.

La compañía contrató a una firma de la City para iniciar unas pesquisas que ampliaron el campo de acción del foco de la polémica inicial, Indonesia, a potencias como China. El desencadenante fue la acusación de un exempleado de Rolls-Royce, Dick Taylor, acerca de que el segundo fabricante de motores de aviación del mundo habría pagado 20 millones de dólares y un coche de la firma a Tommy Suharto, hijo del exdictador indonesio, el general Suharto, para que convenciese a la aerolínea estatal, Garuda, de emplear los motores Trent 700 de Rolls-Royce para sus Airbus.

El brote prendió en nuevas sospechas y, tras la intervención de la SFO para demandar pruebas, la propia compañía detectó evidencias adicionales de prácticas cuestionables en China y otras plazas, de las cuales habría alertado ya a los investigadores británicos.

De momento, sin embargo, los abogados de Tommy Suharto han complicado el proceso, ya que en una carta a la SFO niegan categóricamente las alegaciones, que datan de hace más de 20 años. La credibilidad de Suharto, no obstante, aparece seriamente mermada a consecuencia de polémicos episodios de su trayectoria, como la condena a 15 años de cárcel, de los que sólo cumplió cuatro, por ordenar el asesinato de un juez de la Corte Suprema de Indonesia a principios del milenio.

Rolls-Royce, por su parte, mantiene públicamente la condena a "conductas impropias" y ha prometido por boca de su consejero delegado "tomar las medidas adecuadas".

Hasta ahora, habría pasado a la SFO toda la información a su disposición para depurar responsabilidades, si bien habría intentado al mismo tiempo evitar la investigación formal a la que se enfrenta ya oficialmente, ofreciendo a la Oficina de Fraude una propuesta económica supuestamente multimillonaria para cerrar el caso.

Una tentativa fallida que parece más relacionada con un interés por proteger la reputación, ya que los expertos aseguran que, incluso de ser hallada culpable, ninguna multa que se le pueda imponer tendrá grandes consecuencias sobre las hojas de balance de Rolls-Royce.

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