
El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, ha salido doblemente mal parado por la filtración de Wikileaks en Alemania, ya que además de contener comentarios despectivos sobre su gestión, atribuye a sus filas liberales la existencia de un "topo" al servicio de EEUU.
El propio Westerwelle, presidente del Partido Liberal (FDP) y vicecanciller de Angela Merkel, ha rechazado que la fuente de las indiscreciones, en lo que a Berlín respecta, haya sido alguien de su propia formación, como afirma la versión difundida por "Der Spiegel".
"No me creo que la historia haya sido así", ha afirmado hoy el ministro de Exteriores, respecto a la tesis de ese medio que alguien del FDP había actuado de informante al servicio del embajador de EEUU.