
El Empire State, el edificio Chrysler o el Flatironson son joyas de la arquitectura neoyorquina que se han convertido en iconos de la Gran Manzana que acaparan fotografías y visitas de turistas. Tres rascacielos que datan del siglo pasado y que desde la semana pasada rivalizan en fama con la promoción urbanística Hudson Yards, que está llamada a ser el próximo icono de Nueva York. Además, tiene sabor español gracias al Mercado 'Little Spain', promovido por los hermanos Adrià y José Andrés.
Hudson Yards es un colosal proyecto inmobiliario que ha dado lugar a un nuevo barrio en el oeste de Manhattan con la construcción de seis rascacielos, un centro comercial, un nuevo colegio y un vanguardista espacio cultural "Cualquier persona que esté preocupada por el futuro de la vitalidad de Nueva York no tiene más que ver la transformación que está sucediendo aquí mismo", dijo el senador neoyorquino Chuck Schumer durante la ceremonia de inauguración del barrio.
Hudson Yards, además, no deja lugar a dudas de que la Gran Manzana sigue siendo un referente mundial, dijo Schumer, por delante de otras ciudades en Asia que han acelerado su desarrollo en los últimos años."Sabíamos que si Nueva York quería seguir siendo la ciudad global preeminente y estar por delante de Londres, Singapur y otros competidores tendríamos que modernizarnos", explicó el político neoyorquino frente al elemento más destacado del complejo, la escultura "The Vessel", de 45 metros de alto y que ha costado unos 200 millones de dólares.
Un nuevo horizonte para Nueva York
Calificado como el mayor proyecto inmobiliario privado de la historia de EE.UU., el imponente complejo urbanístico Hudson Yards pretende convertirse en el nuevo centro neurálgico de la ciudad. "Es como una ciudad dentro de una ciudad. Se puede comer, trabajar, dormir y divertirse. No hace falta salir de aquí", cuenta Sean Marshall, un representante de Related Companies, gran compañía inmobiliaria estadounidense y una de las responsables de este monumental proyecto que ha venido desarrollándose los últimos seis años.
Ubicada entre las calles 30 y 34 y las avenidas 10 y 11, Hudson Yards, con un coste de unos 25.000 millones de dólares, supone un giro de 180 grados para esta zona gris de Manhattan. Con cerca de una docena de torres de vidrio y acero, un centro comercial vertical y un complejo cultural, el desarrollo ha vuelto a imaginar como un hito arquitectónico un vecindario alguna vez dominado por edificios industriales en ruinas y talleres de reparación de automóviles.
La escala y la ambición del proyecto de 113.310 metros cuadrados a lo largo del río Hudson son impresionantes, dijo Patrice Derrington, director del Centro de Bienes Raíces Urbanos de la Universidad de Columbia. "Hudson Yards está creando un vecindario: una mezcla de edificios para trabajar, dormir y jugar. Se ha creado el corazón de un nuevo 'pueblo'", destacó.
Al ser Nueva York, el proyecto no está exento de críticas, que lo calificaron de demasiado ostentoso y una bofetada para los residentes de bajos ingresos de la ciudad. "Hudson Yards glorifica una especie de espectáculo superficial, como si las ambiciones máximas de la vida urbana fueran consumir bienes de lujo y disfrutar un materialismo suave, seductor y sin sentido", dijo Michael Kimmelman, crítico de arquitectura del New York Times.
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La gran escultura, la pieza central de los jardines de Hudson Yards y diseñada por el arquitecto británico Thomas Heatherwick, está formada por más de 2.500 peldaños distribuidos en 154 tramos de escaleras que se interconectan para formar decenas de miradores desde los que los visitantes podrán admirar la zona oeste de Manhattan. Unas características que han servido para compararlo con el monumento parisino.
El objetivo de esta estructura es convertirse en uno de los referentes del nuevo distrito financiero de Nueva York. Además, el estudio de arquitectura pretende ofrecer diferentes perspectivas de Manhattan. En los más de 80 rellanos, los turistas podrán disfrutar de atractivas vistas de la ciudad. La idea es que va a actuar como una nueva etapa en libertad para la ciudad y formar un nuevo lugar de uso público para los neoyorquinos y visitantes.
Diseñado por el estudio de arquitectos Heatherwick, el bautizado como Vessel será una especie de estructura cilíndrica en panel de abeja con estructuras interconectadas. El estudio revela en su web que la edificación tendrá 154 escaleras, 2.500 escalones y 80 rellanos. Vessel tendrá además una base hexagonal de 15 metros que acaba en una parte superior de 46.
Además, el estudio de arquitectura pretende ofrecer diferentes perspectivas de Manhattan. En los más de 80 rellanos, los turistas podrán disfrutar de atractivas vistas de la ciudad. "La idea es que va a actuar como una nueva etapa en libertad para la ciudad y formar un nuevo lugar de uso público para los neoyorquinos y visitantes".
El centro comercial
El área destina para tiendas y restauración en Hudson Yards también se inauguró la semana pasada. Entre las firmas que abrieron estabana Cartier, Coach, Fendi, Dior, Patek Philippe, Piaget, Rolex, Tiffany & Co., Jo Malone, Kenzo y Tory Burch.
Como conceptos innovadores, también abrieron sus puertas un establecimiento de la marca japonesa Muji, que incluye una cafetería para sus clientes, y la cadena de tiendas de lujo Neiman Marcus, que ocupa espacio en tres de la plantas. Populares marcas internacionales de ropa como la sueca H&M y la española Zara también han querido tener presencia en el gran centro comercial neoyorquino, ambas en el tercer y cuarto pisos.
Además de Zara, la nota más española de este área comercial la puso el Mercado Little Spain, una apuesta gastronómica española impulsada por José Andrés y los hermanos Adrià, Albert y Ferran
Mercado Little Spain
"Un pedacito de España en Nueva York". Así definen los chefs José Andrés y Albert Adrià su gran proyecto, Mercado Little Spain, un enorme espacio culinario de más de 3.000 metros cuadrados con el que soñaban junto con Ferrán Adrià desde hace más de 30 años y que por fin ha abierto sus puertas.
"Hace 35 años que nos conocimos y compartimos nuestros sueños en una pequeña caravana en Cala Monjoi (Gerona, España), y nunca nos imaginamos que estaríamos hablando de este sueño", contó en una entrevista Albert Adrià frente al quiosco dedicado a una de las reinas de las tapas, las patatas bravas. Y ese es sólo uno de los 15 puestos de Mercado Little Spain, a los que se sumarán dos bares, tres restaurantes y dos tiendas, dedicadas en cuerpo y alma a la difusión de la tradición española y con los que se espera dar de comer a unas 5.000 personas al día.
Más de 41 millones de dólares se han invertido en Mercado Little Spain, en el que trabajarán 400 empleados para ofrecer churros, anchoas, pan con tomate, jamón ibérico, paellas, cochinillo asado, callos, empanadas, tarta de santiago, natillas, arroz con leche y un largo etcétera de platos con los que han querido representar la gran variedad gastronómica del país.Pretenden así proyectar una imagen fiel de la gastronomía del país, lejos de la percepción distorsionada que ha llegado hasta el público general en el extranjero.
La ambición de estos reconocidos chefs va más allá de los objetivos económicos y su propósito final es que Mercado Little Spain sea un ejemplo para que otros empresarios y cocineros españoles vean que la marca España se puede exportar a otros países con éxito. "Queremos que esto sea un mensaje a todos de que hay que salir, hay que apostar por sacar a España fuera, que hay que salir sin complejos y que nosotros tenemos un gran producto en el que tenemos que creer", subrayó José Andrés.
El arte español, también en Hudson Yards
La maestría del escultor español Jaume Plensa ha llegado a Nueva York, donde su obra Voices embellece el grandioso vestíbulo del 30 de Hudson Yards. Formada por once grandes esferas de acero huecas suspendidas con delgados cables del alto techo, de más de diez metros de altura, Plensa ha querido con estas piezas rendir homenaje a la diversidad cultural a la vez que insta a la unidad.
Así, las piezas, que pesan entre 180 y 2.200 kilos, están formadas por la superposición de letras de ocho alfabetos, entre ellos el latino, el cirílico y el chino, para formar complejos trazos cuyas sombras, con la luz del sol, quedan reflejadas en las inmensas paredes del espacio. "Las once esferas que confirman Voices están compuestas por letras de ocho diferentes alfabetos para inspirar a la gente con la idea de que aunque venimos de muchos lugares y muchas culturas, estamos aquí como una sola comunidad", explicó Plensa en un comunicado de Hudson Yards.
El público también podrá ver la obra desde distintas perspectivas, ya que está situada sobre dos tramos de escaleras mecánicas, cuyo movimiento proporciona un cambio constante del punto de vista.