Evasión

Maldita Barra, el bistró gastrocultural que hace ruido en Barcelona

  • El restaurante de Ana de Espona se convierte en el nuevo 'must' del paseo de Gràcia
Maldita Barra en Barcelona. EE
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Junto a paseo de Gràcia se ubica Maldita Barra, un nuevo punto de encuentro para los amantes de la creación... tanto la que se come como la que se ve. El restaurante de calle Rosselló, 242, se ha convertido en un solo año en un espacio que une gastronomía, arte y moda al servicio tanto de la generación Z como de los sénior con espíritu rompedor. Y ya empieza a consolidarse como un must del Eixample barcelonés.

Al frente del establecimiento se encuentra Ana de Espona, que con solo 24 años dirige el cotarro. La propietaria proyectó Maldita Barra —el nombre se debe a una barra que dificultaba el movimiento dentro del local— como un "gran espacio vivo para gente que busca comunidad".

La idea le vino tras un intercambio de cinco meses en Hong Kong. "Me fascinó ver bares y restaurantes que combinaban diferentes propuestas en espacios pequeños y aparentemente difíciles, conseguían sacar el máximo partido de manera increíblemente creativa", recuerda.

La empresaria reconoce que ha partido desde cero —"a veces he tenido que demostrar mucho más por ser joven y no tener experiencia", reconoce—, aunque ha tenido el empujón de sus allegados. De hecho, Maldita Barra se ubica en un local que fue adquirido por la familia de Espona en los años 90.

Curiosamente, el edificio donde se halla el restaurante alojó a una distinguida pintora de entre siglos: Pepita Teixidor (1875–1914), pionera de la acuarela modernista y primera mujer representada en la estatuaria pública de Barcelona con el busto del Parque de la Ciudadela (1917). Así que lo de la vena artística no es en balde.

Ana de Espona, propietaria de Maldita Barra. EE

La propuesta gastronómica, creada junto al chef Jordi Limón y Martín Badó (factótums de la taberna MAM del Bó), fusiona la cocina de Oriente Medio con la mediterránea. La carta, compuesta por 28 platos, mezcla tapas clásicas y platos principales con un enfoque creativo y lleno de matices.

Entre los platos más exitosos destacan la milanesa con huevo poché y trufa, y el rigatone cacio e pepe con huevo poché, junto a opciones más ligeras como la crema de calabaza a la brasa o el ceviche de lubina. La cocina a la brasa cobra protagonismo en carnes como la tagliata o el pollo ecológico, mientras que las pastas y noodles aportan variedad con influencias que van de Italia a Asia. Para quienes buscan algo rápido, se recomiendan las gildas caseras y los torreznos con patatas y el pimentón de la Vera.

Una panoplia de platos que dan pie tanto a un brunch como a un picoteo de mediodía o una cena completa, aprovechando que la cocina abre a las 9:30 y cierra a las 00:00. Actualmente, el equipo está compuesto por 18 personas.

El espacio se divide en dos zonas diferenciadas. La primera funciona como restaurante y cafetería, mientras que la segunda es un rincón polivalente donde celebrar desde cenas íntimas hasta sesiones de vino con músicos o exposiciones temporales. En un futuro, este espacio trasero se convertirá en Maldita Gallery y se llevará a cabo una agenda cultural más intensa.

Una de las recetas de Maldita Barra. EE
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