
Pamela Anderson regresa a la gran pantalla con un papel con el que pretende desvincularse de esa imagen de chica guapa y sexy que ha predominado en su carrera. Este viernes 20 de junio, la actriz estrena The Last Showgirl, un drama dirigido por Gia Coppola, heredera del prestigioso linaje cinematográfico de los Coppola, que Anderson considera su "última oportunidad" para mostrar una faceta actoral alejada de los estereotipos que la han perseguido durante décadas.
En el pasado Festival de Cine de San Sebastián, Anderson se abrió con honestidad sobre los desafíos que ha enfrentado en la industria, reconociendo que durante mucho tiempo su carrera giró más en torno a su imagen que a su talento. "Es fácil que te encasillen, pero tú también participas en eso. Pasaron muchas cosas que me desviaron del camino que realmente quería seguir", confesó.
Para la mítica actriz de Los vigilantes de la playa, The Last Showgirl no es solo una película, sino un acto de liberación. Asegura que no fue ella quien eligió el proyecto, sino que la historia la eligió a ella. "No puedes ser definido por lo que otros te dicen, deberías ser definido por lo que tú haces", dijo la actriz, quien apuesta por una narrativa que deja atrás el victimismo y busca empoderarse desde la acción.
La cinta narra la historia de Shelley, una bailarina de Las Vegas que, tras el cierre de su espectáculo tras 30 años, se ve obligada a replantear su vida profesional y personal. A sus cincuenta años, el personaje lucha por redefinirse mientras intenta reparar la relación con su hija. Anderson asegura sentirse profundamente conectada con Shelley, especialmente por las dudas que ha enfrentado y por su deseo de demostrar que es mucho más de lo que la fama superficial le ha permitido mostrar. "He intentado encapsular toda mi vida en este personaje... y no tenía nada que perder", explicó.
La actriz también aprovechó para reflexionar sobre su transformación personal. Alejada del maquillaje y de la imagen sexualizada que durante años definió su figura pública, Anderson afirma estar en una etapa de descubrimiento. "Las Vegas es como una mujer sin maquillaje durante el día, más interesante, más curiosa. Y eso quise reflejar en la película", comentó.
Además, habló abiertamente sobre el impacto de su carrera en su familia, en especial en sus hijos. "Hay culpa y vergüenza cuando tus hijos ven cómo su madre ha sido sexualizada. Hubo peleas, momentos duros... y no me di cuenta de cómo los afectaba a ellos también", compartió con emoción. The Last Showgirl podría no solo representar un giro en la carrera de Pamela Anderson, sino también abrir un nuevo capítulo en el cine protagonizado por mujeres maduras, complejas y reales. Una oportunidad que la actriz no ha dejado escapar.