
Te hayas escapado a Barcelona de placer o viajes con el ordenador, se trata de una terraza súper apetecible en la que disfrutar de un picoteo a cualquier hora del día armonizado por un cóctel con o sin alcohol.
Tanto si vives en Barcelona o sueles viajar, mucho o poco, a la Ciudad Condal, en estas líneas os desvelamos un planazo a tener en cuenta en cuanto apagues el ordenador y cojas la puerta. Nuestra propuesta de hoy, incluso si has decidido escaparte en AVE para patearte las calles, al final del día sube a la Terraza del Central. Muy recomendable, os lo aseguro. Se trata de un rooftop en el que dejar pasar las horas junto a la piscina, no mirar el reloj y comerse el atardecer en una de las camas balinesas con un cóctel en mano. Maravilla. Se encuentra en la octava planta del Grand Hotel Central (Via Laietana, 30) con vistas panorámicas sobre el barrio Gótico y, por supuesto, puedes acceder, aunque no estés hospedada en el hotel. Con un horario "non stop", puedes picar a cualquier hora del día al ritmo de la música, que pincha el dj.

¿Qué pedir? Sabed que vais a viajar por la costa mediterránea con cada bocado, así que probad el queso Halloumi frito, de Chipre; el hummus egipcio, la ensalada griega y el gyro de pollo. Asimismo, los sabores de Turquía y Grecia continúan con el falafel, el souvlaki de cordero y el mezzé con hummus, feta picante, babaganoush, olivas y pan de pita. Y, si preferís trasladaros a Italia, optad por la burrata cremosa y por las pizzetas recién horneadas, aunque todos sabemos que lo que realmente nunca falla son las tan nuestras patatas bravas, las croquetas y esa ración de jamón ibérico, que siempre vuela. Si llegáis con hambre, vuestra es la hamburguesa de ternera de la Cerdanya con patatas fritas y el bacalao confitado.

En la copa, dejaros aconsejar por el sumiller Amador Marín, porque sabrá qué vino recomendaros, porque entrada la noche es el momento de los cócteles y los mocktails, con opciones cítricas, afrutadas, amargas y dulces, que maridan a la perfección con la propuesta gastronómica. Al caer la noche, el espacio se transforma con una cuidada iluminación sobre el mural esgrafiado original de los años 20, obra del artista Oleguer Junyent.
Un apunte, porque si vuestra escapada es de varios días, debéis conocer las sugerencias de Can BO, que ocupa un espacio de la planta baja. Aquí, lo suyo es pedir varios platillos para compartir ejecutados por Lorenzo Cavazzoni y Oliver Peña, autores de un salpicón de pez limón, rico y refrescante, idóneo para abrir boca y continuar con la presa ibérica "tonnata", por el brioche de pulpo en adobo y terminar con el socarrat de gamba roja.