
A Paloma Cuevas y Luis Miguel les gusta disfrutar de la buena mesa y apuestan por reservar en esos restaurantes capitalinos en los que se come realmente bien. Hace solo unos días, los vimos en una cena romántica en The Library, templo madrileño del vino.
Por supuesto, Paloma y Luis Miguel son clientes de Horcher, espacio mítico donde los haya, que ha sabido esquivar las crisis que nos han ido devorando. Una de las claves es la discreción, ya que en sus mesas se acomodan a diario numerosos personajes del mundo de la política, la economía, las artes y el espectáculo. De ahí que Luis Miguel y Paloma Cuevas sepan que en cualquiera de sus mesas van a disfrutar sin necesidad de 'esconderse' en un privado. Sabed que su propuesta, inspirada en el recetario centroeuropeo, sigue fiel a aquellos comienzos en que Otto Horcher lo inauguró en 1943. A día de hoy, es Elisabeth Horcher, perteneciente a la cuarta generación de la familia, quien está al frente y dirige a un equipo de profesionales tanto de cocina como de sala, que provoca que el establecimiento centenario esté lleno a diario. Bien es cierto que no sabemos qué platos son sus preferidos, pero seguro que han caído rendidos ante el consomé al jerez o gelée y hayan disfrutado del huevo poché sobre Kartoffelpuffer y salmón marinado. Platos clásicos que no fallan son la ensalada de bogavante o de perdiz, el steak tartar, el goulash de ternera a la húngara o el rodaballo salvaje grillé, siempre con las patatas soufflés al lado. Y, como postre, seguro que compartan el tan famoso "baumkuchen".
Por supuesto, el cantante mexicano también conoce la apertura de temporada: Manero Marqués de Cubas. Se trata de un espacio absolutamente espectacular, que confirma el hecho de que, en cuanto a concepto, "ya no tenemos nada que envidiar a Nueva york, París o Londres. Estamos a la altura", dice el CEO Carlos Bosch, y en el que no hay "pretensión alguna de lograr una estrella Michelin ni mucho menos, sólo la de poner en valor la marca España del lujo en el mundo" en cuanto a restauración se refiere. Llama la atención el interiorismo de los 450 metros cuadrados, firmado por Lázaro Rosa-Violán y Raquel Giménez, de Apple Tart Interior Design, en el que destacan los muebles a medida, obras únicas, una mimada iluminación y el sonido siempre impecable. Todos detalles diseñados por los artesanos especialistas en cada materia. También la vajilla empleada en cada una de las zonas: la de la barra y cocktail-bar, un espectacular restaurante planteado como un bistró y caviar-bar y el espacio Club Manero Dom Pérignon con barra, privados y hasta un karaoke. Y si cada centímetro está cuidado, la propuesta gastronómica sobra decirlo. Gustan el caviar y todas las elaboraciones en las que es protagonista, las quisquillas de Santa Pola, la ensalada César de la casa, la sopa de cebolla, los rigatoni con salsa de parmesano con caviar, la milanesa, la lubina… De beber, siempre un vino seleccionado por Bosch y etiquetado bajo su marca. Un secreto: en el cuarto de baño se topará con Chiquito de la Calzada contando chistes.

Asimismo, también les gusta disfrutar de la propuesta de El Paragüas, buque insignia del Grupo Paragüas. institución en la que Sandro Silva y Marta Seco tienen como objetivo respetar la tradición asturiana sin dejar atrás los toques modernos. ¡Qué decir de las croquetas de oricios!, que son una delicia, lo mismo que las almejas a la sartén, el pulpo asado a la mostaza dulce y las alcachofas salteadas. En cuanto a los guisos, este es uno de los mejores destinos de la capital para que el artista mexicano descubra los platos de cuchara asturianos, entre ellos, la fabada, las fabes con almejas o con centollo y las verdinas con faisán o con bogavante. Como pescado, el pixín a la asturiana le hace viajar, lo mismo que el cachopo Pelayo, con flor de pimiento del piquillo y el arroz con pitu caleya.

Situado a los pocos metros, y también de los mismos propietarios es The Library, una tienda boutique de vinos, que también visitan, en la que encontrar las referencias más especiales, ya que reúne hasta 3.500 diferentes. Es ese lugar al que acudir para descubrir añadas únicas y vinos de pequeña producción, porque tienen hasta 80 referencias por copas en la zona de bar y, además, tienes la opción de comprar la botella. La experiencia se completa con un espacio de degustación y también con un club de vinos privado.