
El magnate fundador de Microsoft Bill Gates, de 69, lanza su libro de memorias, Código fuente: mis inicios. Una vista atrás de este gigante de la tecnología a sus años de niño, de cuando iba al colegio y de su adolescencia en Seattle. Un relato de vida. No sobre Microsoft ni sobre la fundación que lleva su nombre y el de su esposa Melinda. Tampoco sobre la tecnología. La fecha de lanzamiento de la edición en español es el 13 de febrero (Plaza & Janés). La versión original, este 4 de febrero.
En este texto, Gates regresa a su colegio. Su experiencia en las aulas de una escuela privada de los años sesenta. Su pasión por los libros que alentaban sus padres y una palabra que antes no existía: la neurodivergencia. "Si yo hubiera crecido hoy probablemente me habrían diagnosticado autismo", escribe el magnate empresarial, filántropo y desarrollador de software en un avance que ha publicado Wall Street Journal. "Mis padres no tenían libros de texto para ayudarles a comprender por qué su hijo se obsesionó con algunos proyectos. No entendían las señales, podía ser grosero e inapropiado". Sobre este asunto, el autor aborda el TDHA como un diagnóstico que apareció cuando él aterrizó en la universidad cuyos síntomas empezaron a tratarse con medicamentos. "A mí nunca me los recetaron, pero es probable que también me lo hubieran diagnosticado", asegura el filántropo a People. Hijo de un abogado brillante y de una profesora de la Universidad de Washington, el jovencísimo Bill dio sus primeros pasos delante de una pantalla en la escuela. Fascinado por la programación y los ordenadores, Bill destacó por sus sobresalientes habilidades tecnológicas en unos años aún primigenios en el campo de las nuevas tecnologías.

Alumno de la Universidad de Harvard entre 1973 y 1977, fue en sus años de estudiante cuando cofundó Microsoft con su amigo Paul Allen. Gates colgó los libros de Derecho, carrera que abandonó guiado por su pasión informática. Era cuestión de tiempo. Su pasión le convirtió en millonario a los 31 años. Primero, con el lanzamiento de MS-Dos, en 1981, y después, con Microsoft Windows, en 1992. El resto es historia.
En Código fuente: mis inicios vemos a un Gates que se remonta a la figura de su abuela materna como un referente en su vida. También, su madre, que además de impartir clases en las aulas del campus de Washington, en Seattle, era directora del First Interstate Bank. De ellas heredó el ímpetu y la pulsión competitiva. Nos acerca el genio tecnológico a sus padres ambiciosos y a sus mejores amigos de juventud, como Kent Evans, que murió de forma repentina a los 17 años. "Lo único negativo que me sucedió", desliza.
Bill comparte en este texto más intimista sus luchas por encajar en el mundo y desarrollar otro nuevo, el de la codificación y las computadoras, cuyas pantallas ya se asomaban a la nueva era. También desliza sus experiencias con el LSD, alucinógeno de la época, según avanza People.
Dueño de una adolescencia temprana, su fascinación por la informática le animó a escaparse de su residencia de estudiantes en Harvard a un centro de ordenadores. Eran excusiones esporádicas a medianoche. Bill iba en camino de una revolución que después cambió las comunicaciones. En 1994 se casó con Melinda. Juntos crearon la Gates Fundación. El amor que les duró hasta 2021. Gates, en el olimpo de los milmillonarios unos puestos más abajo que los todopoderosos Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, cuenta con un patrimonio de 106.000 millones de dólares.