
Ciudad de asfalto es un viaje oscuro e implacable por las calles de una gran ciudad, visto a través de los ojos de dos paramédicos que enfrentan la brutalidad de la vida nocturna. Cargada de simbolismos y un enfoque visual opresivo, la película busca explorar temas como la redención, el desgaste emocional y la lucha por la supervivencia en un entorno hostil. Lástima que Sean Penn se pase de intenso.
Los protagonistas, un veterano endurecido por años de servicio y un novato idealista, representan dos caras opuestas de una misma moneda. Sean Penn y Tye Sheridan son los ambulancieros dirigidos por Jean-Stéphane Sauvaire. Los sanitarios se dedican a intentar salvar la vida a todo tipo de personas marginales. A través de ellos, la película intenta abordar el costo emocional de quienes trabajan en las líneas más duras de emergencia, pero a menudo se pierde en su propia pretensión. Aunque las actuaciones son sólidas, en especial en los momentos más introspectivos, el guion cae en estereotipos y no logra profundizar en las complejidades de sus personajes. La dirección toma riesgos estéticos, con una fotografía que utiliza luces de neón y sombras para capturar la atmósfera tensa y decadente de la ciudad. Sin embargo, el estilo visual, aunque impactante, no siempre está al servicio de la narrativa. Algunas escenas, como un parto mostrado de forma excesivamente gráfica, cruzan la línea entre lo necesario y lo gratuito, restándole credibilidad al relato que promete más de lo que logra entregar.
La crudeza y el desamparo
El mayor problema de Ciudad de asfalto es su tono excesivamente melodramático. La película está cargada de simbolismos religiosos y mensajes redentores que, lejos de enriquecer la historia, la hacen sentir forzada. Además, es difícil no compararla con Al límite de Scorsese, una obra que abordó un tema similar con mayor profundidad y menos artificios. Sin embargo, hay momentos en los que la película logra transmitir la crudeza y el desamparo de su entorno. Las interacciones entre los dos protagonistas, aunque irregulares, tienen destellos de humanidad que reflejan la carga emocional de su trabajo. Asimismo, el retrato de la ciudad como un lugar despiadado y lleno de peligros está logrado con gran efectividad. Ciudad de asfalto es una película ambiciosa que no termina de alcanzar sus metas. Aunque tiene elementos destacables, como su atmósfera y algunas actuaciones, su ejecución desordenada y su dependencia de clichés y efectismos la convierten en una experiencia desigual.