Evasión

Here Comes The Man: todo sobre los dos conciertos de tres horas que Paul McCartney da este lunes y martes en Madrid (a sus 82 años)

Cuando se habla de Paul McCartney, es imposible no invocar al mismo tiempo el nombre de John Lennon. La dupla que formaron en los Beatles dio lugar a algunas de las mayores obras maestras de la música popular, marcando un antes y un después en la cultura del siglo XX. Pero el misterio de su colaboración –esa alquimia creativa que transformaba ideas en himnos eternos– sigue siendo difícil de descifrar. McCartney, único sobreviviente de esa mítica sociedad musical, no intenta desvelarlo del todo. "Es como los trucos de los magos", ha dicho alguna vez.

Lo cierto es que, aunque muchos fans siguen debatiendo sobre qué versos llevan más del sello de Lennon o de McCartney, las 190 canciones firmadas por ambos se han convertido en pilares de nuestra historia musical. Ahora, a sus 82 años y tras décadas de giras, discos y proyectos, McCartney sigue llenando estadios, y este lunes y martes lo hará en el WiZink Center de Madrid. Es posible que estas sean las últimas oportunidades de verlo en directo en España, aunque, como con todas las leyendas, nunca se puede estar seguro.

Un cancionero para la eternidad

La gira que trae a McCartney a España, Got Back, es una celebración de su legado. Desde que reanudó los conciertos tras la pandemia, el ex Beatle ha recorrido continentes con un repertorio que mezcla sus éxitos en solitario, temas de Wings y, por supuesto, clásicos de los Beatles. Estas actuaciones son algo más que un simple concierto: son un viaje emocional tanto para McCartney como para el público, ya que estas canciones no solo narran su vida, sino también las de millones que han crecido y amado con ellas como banda sonora.

Entre los temas más destacados de su repertorio están clásicos como Yesterday y Blackbird. Sobre esta última, McCartney ha contado que fue inspirada por los esclavos que embarcaban en el puerto de Liverpool, un eco que le resonó con fuerza tras el asesinato de Martin Luther King en 1968. "La imagen de alas rotas y ojos hundidos expresa el anhelo de libertad de muchos", recuerda McCartney.

La génesis de canciones como Can't Buy Me Love también es una ventana a la relación creativa de Lennon y McCartney. Escrita en el piano de un hotel en París, esta composición temprana refleja la simplicidad con la que trabajaban: "Dos guitarras, dos blocs de notas, dos lápices". Su deseo de emular a dúos como Leiber & Stoller o Gilbert & Sullivan los llevó a firmar sus canciones conjuntamente, un gesto que simbolizaba su hermandad artística.

El Lennon ambivalente y el McCartney incansable

McCartney nunca ha ocultado las complejidades de su relación con Lennon. En sus primeros años, Paul admiraba a John como a un hermano mayor, pero su vínculo fue evolucionando con el tiempo. Las tensiones que surgieron durante la separación de los Beatles en 1970 quedaron plasmadas en las canciones que ambos escribieron por separado, pero también en los comentarios de McCartney sobre su dinámica creativa. "A veces tenía que ponerme firme y rechazar una idea de John, pero él hacía lo mismo conmigo", explica. Esa combinación de respeto y fricción dio lugar a temas que marcaron el cambio de la música popular.

Después de los Beatles, McCartney construyó un legado propio, demostrando que su talento no dependía de la sombra de Lennon. Band on the Run, Maybe I'm Amazed y Live and Let Die son solo algunas de las joyas que consolidaron su carrera en solitario. Sin embargo, nunca ha rehuido su papel como guardián del legado Beatle, interpretando en sus giras los temas que hicieron historia y manteniendo viva la magia de aquella etapa irrepetible.

El genio detrás del "yerno perfecto"

A menudo se ha reducido a McCartney al papel del "guapo", el miembro encantador de los Beatles, en contraposición al Lennon rebelde y poético. Esta visión simplista, aunque efectiva en términos mediáticos, ignora la complejidad y el genio de McCartney. Fue él quien concibió Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, el álbum que redefinió lo que un disco podía ser. La idea surgió, como muchas otras, en medio de un viaje de ácido. "Nos convertimos en otra banda, fue liberador", ha contado.

Además, McCartney siempre ha mostrado una sensibilidad única en sus composiciones. Su amor por la literatura –de Lewis Carroll a Shakespeare– y su capacidad para transformar las emociones más cotidianas en melodías universales lo convirtieron en uno de los grandes narradores del pop. Si Lennon era el poeta de los márgenes, McCartney era el bardo de la vida diaria, capaz de convertir un paseo por Penny Lane en una sinfonía de recuerdos o de capturar el amor perdido en la sencillez de Yesterday.

Una gira histórica en Madrid

Los conciertos de McCartney en el WiZink Center prometen ser un espectáculo inolvidable. A lo largo de tres horas, el músico repasará su carrera, desde los éxitos más tempranos de los Beatles hasta los temas más recientes de su álbum McCartney III (2020). A sus 82 años, McCartney sigue sorprendiéndonos con su energía en el escenario y su capacidad para conectar con audiencias de todas las edades.

Cada canción es una invitación a viajar en el tiempo, a revivir momentos personales e históricos. Temas como Hey Jude y Let It Be –himnos de resiliencia y esperanza– serán, sin duda, momentos álgidos de la velada. Y aunque la nostalgia juega un papel importante en estas presentaciones, también es un recordatorio de la vigencia de su música y de la inagotable creatividad de su autor.

Más allá de la música

Además de su faceta como compositor e intérprete, McCartney es también un activista, artista visual y defensor de causas como el medio ambiente y los derechos de los animales. Estas dimensiones de su vida complementan la imagen de un hombre que nunca ha dejado de evolucionar y de buscar nuevas formas de expresión.

La publicación de Letras, un libro en el que McCartney reflexiona sobre sus canciones, nos permite adentrarnos en su proceso creativo y en las historias detrás de temas icónicos. Es, como él mismo dice, lo más cercano a una autobiografía que escribirá jamás. En este sentido, asistir a uno de sus conciertos es como abrir las páginas de ese libro y escuchar su historia directamente de su voz.

Dos noches para el recuerdo

En un mundo donde las leyendas parecen cada vez más distantes, Paul McCartney sigue siendo un puente entre generaciones, un testimonio vivo del poder transformador de la música. Este lunes y martes, Madrid tendrá el privilegio de ser parte de esa historia, de compartir unas horas con un hombre cuya obra ha trascendido fronteras y épocas.

No sabemos si será la última vez que McCartney toque en España, pero lo que es seguro es que estas noches quedarán grabadas en la memoria de quienes tengan la suerte de estar allí. Porque cuando Paul canta, no es solo su voz la que escuchamos: son las voces de millones que han encontrado en sus canciones un refugio, una alegría, un consuelo. Here comes the man. Y no podríamos estar más emocionados.

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