Bilbao, 18 jun (EFE).- El internacionalmente reconocido cocinero italiano Massimo Bottura, segundo en la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo de 2017, ha abogado hoy por "transformar la pasión por el trabajo en emociones que lleguen al comensal y al espectador", tanto en el arte como en la cocina.
Bottura ha participado en un diálogo en Bilbao entre cocineros y personalidades del arte y el diseño sobre "Arte y Gastronomía" dentro de los actos organizados con motivo de la celebración, mañana, de la gala de entrega de los premios a "Los 50 mejores restaurantes del mundo".
La mesa redonda, celebrada en el Museo Guggenheim y moderada por Marta Arzak, comisaria de arte e hija del renombrado cocinero donostiarra Juan Mari Arzak, ha contado con la artista portuguesa Joana Vasconcelos, el arquitecto y diseñador italiano Guilio Cappellini y el cocinero francés Alaind Passard.
El chef italiano, que también ostenta tres estrellas Michelin y cuyo restaurante, la Osteria Francescana, de Módena, quedó el año pasado en segundo lugar de la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo, ha explicado que sus creaciones gastronómicas surgen de sus recuerdos de la infancia y de la cocina tradicional.
Bottura ha indicado que, a partir de esas raíces, lo que hace en su restaurante es, al igual que el artista chino Ai Weiwei en su obra "Dejando caer una vasija de la dinastía Han" -en la que rompe un jarrón de más de 2.000 años de antigüedad para, a partir de sus pedazos, crear una nueva obra-, romper los platos tradicionales de la vieja cocina italiana, como la lasaña, y crear nuevos platos a partir de sus fragmentos.
Ha criticado también que hoy en día "todo el mundo se dedica a navegar por Internet para adquirir un conocimiento que no es sino superficial" y ha defendido dejar Internet, volver al papel para profundizar en "aquello que de verdad te apasiona y transformarlo en emociones".
Joana Vasconcelos, la artista portuguesa contemporánea con mayor proyección internacional del momento, también ha vinculado su obra artística con la memoria y la cocina a través de sus recuerdos de la infancia cuando veía a su madre y a su abuela preparar la comida en la cocina de su casa.
Vasconcelos ha vinculado la memoria de esos recuerdos de infancia a las emociones que intenta transmitir a través de sus obras, por lo que algunas de sus creaciones, coloristas y divertidas, tienen motivos culinarios de esos recuerdos de la infancia, como una en forma de cono de un helado de tres bolas u otra que imita a un pastel.
Ha explicado también que en otra escultura utilizó botellas de vino vacías para levantar una construcción futurista, con la que ha pretendido vincular el pasado, representado por las tradicionales botellas de vino con el futuro de las formas vanguardistas de la escultura.
Igualmente, ha presentado al público otra construcción de grandes dimensiones en forma de tarta de boda de cuatro pisos, con la pareja de muñecos representando a los contrayentes en la cúspide, bajo la cual hay espacio para que el espectador la pueda atravesar en lo que constituye, ha explicado, una metáfora de que, en su obra, "el público puede meterse dentro de la comida". EFE
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